La moneu se localizó en Querol, la Alt Camp, y la gonfaus se encontró en el pueblo de Santa Eulàlia de Puig-oriol, en Osona. Torres las plantó de forma experimental a su finca de l'Aranyó, en las Garrigues, después de un largo proceso de localización, saneamiento y reproducción, que ha durado muchos años y que, finalmente, han dado frutos. Después de comprobar la adaptación a diferentes fincas, se constató que las dos variedades expresan el máximo potencial en climas áridos y en condiciones extremas, hecho que las hace especialmente interesantes para afrontar el cambio climático.
El proyecto de recuperación
La localización y recuperación de variedades antiguas de uva es un proceso muy lento y que requiere mucho trabajo. La Bodega Torres lleva a cabo este proyecto desde principios de los años 80, y en 30 años ha conseguido recuperar más de 40 variedades que se cultivaban antiguamente en Cataluña. Sin embargo, sólo siete de estas variedades son de interés enològic, entre ellas la querol y la garró, que se utilizan al cupatge de Grandes Murallas, y la selma blanca, la primera variedad blanca recuperada del Penedès.
