Este contenido ha sido traducido automáticamente.

Un arroz artesano hecho con pasión y delicadeza

Molino de Rafelet, de Deltebre, es una empresa familiar centenaria que elabora el arroz en un molino de madera, el único operativo en Cataluña

Moli de Rafelet

Moli de Rafelet

Probablemente, cuando Rafael Margalef se inició en la producción de arroces, alrededor de 1910, no se imaginaba que un siglo después su impronta en la manera de producir el arroz sería todavía muy viva. O, más muy dicho, no se imaginaba que sería la única que quedaría en todo el territorio y que serviría para producir uno de los arroces gurmet más selectos del país.

El Molino de Rafelet, construido a mano por un carpintero de Amposta, fue una realidad el 1935, cuando el abuelo fundador puso en marcha su idea empresarial de producir arroz, sacar los grandes de las cascarillas para envasarlos y comercializarlo. Y lo hacía con un distintivo de "cosecha propia" que se mantiene y que permite asegurar que el producto es del llamado km 0.

"Es una satisfacción poder trabajar con aquello que te gusta, puesto que preservas la historia familiar y, además, contribuyes a mantener viva la tradición arrossera del pueblo", explica Teresa Margalef, que junto con su hermano Rafael traen la empresa fundada por su abuelo.

Producción tradicional del arroz desde 1935

Son la tercera generación del Molino de Rafelet, el único molino de madera operativo en Cataluña que elabora de manera tradicional el arroz en un molino no automatizado.

El aparato se ubica dentro de una nave, en Deltebre, que es a la vez un puesto de trabajo (se elabora el arroz), una tienda donde se venden los productos y también un museo. El 2008 la Generalitat los distinguió con este concepto y desde entonces hacen visitas guiadas para explicar el funcionamiento y la historia de la empresa.

"El secreto, además de prepararlo en un molino de madera, es la elaboración del arroz con una criba del caparazón hecho de manera artesana", explica en Rafael mientras muestra los sacos especiales con el arroz reservado para moler a lo largo del año. No utilizan conservantes, por lo cual los paquetes de arroz van envasados al vacío y dentro de una bosseta de ropa, una opción que garantiza "la textura y el gusto del arroz de siempre", afirma Teresa.

Cosecha de arroz propia y limitada
Ahora bien, no sólo esto lo hace excepcional: "La clave es el secado manual que hacemos del arroz a pleno solo a la era, durante el mes de septiembre, por la tradicional siega. Y también la selección cuidadosa de las tierras donde plantamos el arroz", explica en Rafael, ahora ya al campo y mostrando a paso qué son las parcelas de donde proviene el arroz del Molino de Rafelet.

De hecho, colaboran con una veintena de labradores, además de las tierras propias de la empresa, todas ubicadas alrededor de Deltebre. "Buena parte son los mismos campos de hace siglos, de una calidad alta, y por la proximidad y conocimiento podemos ver como crece la cosecha, para así observar de primera mano si será buena o no", explica el copropietario de la compañía.

De estos campos sale una producción de arroz de unos 100.000 kg, relativamente baja si se compara con grandes empresas, pero ideal para asegurar que el producto es de calidad y que se hace de manera tradicional. Lo venden sobre todo a restaurantes de arroces, como Cullera de Boix, en Barcelona, además de otros de las Tierras del Ebro, y a tiendas y espacios gurmet, además de su propio espacio de venta que tienen al recinto donde hay el molino.

Arroz para hacer sushi
Una de las cuestiones es saber como un comensal puede notar si el arroz es de calidad. Para los propietarios del Molino de Rafelet, no hay color. "El hecho que sea todo de una cosecha similar y con una criba manual hace que el arroz tarde menos a cocerse y que la cocción sea más uniforme. Esto permite que la sartén quede mucho mejor, puesto que el caldo se absorbe correctamente y el gra de arroz queda más entero, con una textura más sabrosa", dice Rafael.

De Deltebre en Cullera de Boix

La tradición arrossera del Molino de Rafelet, que Teresa y Rafael explican de primera mano, se adentra en la tradición artesana y cultural de elaborar el arroz al delta del Ebro y en un mundo de sensaciones culinarias y de paisajes planos singulares de la zona.

Unas sanciones culinarias que los que no pueden ir a Deltebre pueden degustar con una buena sartén hecha con este arroz a los tres restaurantes de Cullera de Boix, en el centro de Barcelona.




© Som * La cultura de tots. Todos los derechos reservados. C/ Premià, 15. 2a planta. 08014. Barcelona.

Con la colaboración de: