El rostidor vertical de pollo es un invento catalán. Fue Ignasi Miró Aulaga quién desarrolló la máquina, e inmediatamente se dedicó a la fabricación y la comercialización de estos aparatos con la fundación de la empresa Eurast, en 1957. Ha sido el producto estrella de la casa durante muchos años y los motivos son sencillos: "Da valor añadido a la materia primera en crudo y ahorra tiempo al consumidor a coste reducido", escribieron los ingenieros David Roman y Xavi Corbella a la revista 'Theknos' el año pasado. "Si a estas ventajas prácticas unimos unas innegables calidades organolèptiques, entenderemos por qué el pollo al ast es la punta de lanza del negocio de los platos precocinados desde hace medio siglo", añaden.
Actualmente Eurast tiene 22 modelos diferentes de rostidor, en que de una u otra manera las aves giran punzadas a la ast ante una fuente de escalfor y así se cuecen lentamente, de forma que el exterior queda crujiente y el interior, jugoso. Grasa y hierbas son los complementos naturales del pollo al ast, si bien cada cocinero tiene su receta para convertir un producto sencillo en una come suculento. Hay quién lo pinta con mantequilla, con aceite o con manteca para conseguir uno creo-creo externo fin y delicioso; otros añaden vino blanco o coñac, mientras que la inclusión de cítricos (limón o naranja) también le proporciona un gusto muy especial.
Pollo al ast casero
En casa es difícil conseguir el gusto de un pollo al ast, como también de una carne a la brasa. El año 1972 Eurast saca al mercado un rostidor vertical doméstico, pero "el mercado no aceptó un aparato que convertía de nuevo en doméstica una tarea que ya realizaban los comercios de forma muy económica, y el 'Sibarita' resultó una realización ingeniosa, pero un rotundo fracaso comercial", indican Permanece y Corbella. Otras empresas han fabricado y comercializado, como demuestra esta videorecepta del blog De Cocina, pero la última aportación al mercado que ha simplificado las características también ha sido catalana, el 'Chicken-sit', de la mano de los gerundenses Keraam.
