El restaurante capitanejat por Fermí Puig cerrará el 30 de septiembre, pero el chef abrirá un nuevo establecimiento el próximo año
comedor drolma
Pionero a la hora de volver a atraer los barceloneses a los comedores de los grandes hoteles de la capital catalana el restaurante Drolma, instalado a la planta noble del Hotel Majestic, dejará de servir platos bajo la batuta del chef Fermí Puig el cercano 30 de septiembre. Se ha acabado una etapa. El cocinero y Malco Par, director general del grupo Majestic, han puesto punto final a una relación laboral que se comenzó hace doce años, según informa hoy 'La Vanguardia'.
"De mutuo acuerdo, y debido a un cambio de rumbo de futuro escogido por el grupo, Majestic y Fermí Puig han decidido romper la vinculación profesional que los unía", según ha explicado el directivo al diario. De todos modos, "el chef continuará asesorando el grupo al frente del restaurante Pequeño Comité hasta finales de 2011, para asegurar la correcta continuidad", ha añadido.
El cierre del Drolma era un rumor que últimamente circulaba entre los círculos profesionales. En principio el último servicio estaba previsto para finales de año, pero la reforma que se está haciendo en el hotel ha obligado a avanzar el cambio, según Pár. Una propuesta gastronómica más fresca y actual, similar a la que elaboran otros restaurantes del grupo como Murmullo y Pequeño Comité, será la iniciativa que relevará el alta cocina afrancesada de Puig. El nuevo local, del cual todavía se desconoce el nombre, ocupará el actual Cigarros Bar y se accederá por la calle Valencia.
"No es una ruptura violenta entre la propiedad, la dirección y yo", asegura Fermí Puig. El chef considera que los nuevos tiempos obligan a replantear el concepto de restaurante de lujo y asegura que "el alta cocina se tiene que acercar a la sociedad".
Puig ya tiene en marcha un nuevo reto, un establecimiento propio que abrirá a finales del año que viene y que podría estar ubicado en un pequeño hotel boutique. Será un local pequeño, para 25 comensales como máximo, barra y sillas altas. Abrirá a los anocheceres cinco días a la semana, también se servirán copas y el chef siempre estará presente, porque "la cocina ya no se puede teledirigir", reconoce.