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"Me parecen pornográficos la ostentación y las barbaridades que hacemos con la comida"

Sor Lucía Caram publica el libro 'Las recetas de sor Lucía Caram'

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Sor Lucía Caram es monja dominica contemplativa - Meritxell Arjalaguer

Portada recetas sor lucia

Portada del libro

Nacida el 1966 a Tucumán (Argentina), sor Lucía Caram se ha convertido en una monja mediática a raíz de la crisis económica, que ha despertado, confiesa, la suya derramando más reivindicativa. Esta monja dominica contemplativa del convento de Santa Clara de Manresa ha conseguido hacer poner rojos los políticos y poner en primera llanura los problemas reales de la sociedad, sin dejar de banda una de sus grandes aficiones, la cocina, que pone en práctica al convento, a la televisión y, ahora, al libro 'Las recetas de sor Lucía Caram' (Planeta), donde podemos conocer sus recetas de raíz tradicional argentina, libanesa —de donde era su abuela— y catalana. Hemos hablado con ella de la cocina y de su visión de la crisis, y nos ha explicado qué menú elegiría para celebrar la independencia de Cataluña y la victoria del Barça a la Champions League.

De donde le viene la afición por la cocina?
Mi afición viene de muy pequeña, cuando cocinaban en casa mía. Somos siete hermanos y a mi madre le gustaba mucho la cocina. Además, mi abuela era del Líbano y en esta cultura se da mucha importancia a la cocina, que es muy elaborada. Por lo tanto, desde pequeña, el hecho de haber sido a la cocina y de haber visto como cocinaban me hizo nacer esta afición, sobre todo porque compartir la mesa con siete hermanos con poca diferencia de edad suponía que cada día fuera como una fiesta. Y la preparación, también. Aquí empezó mi afición, porque cocinaban muy bien, porque se cuidaba mucho este tema y porque me gustaba experimentar. Tuve la suerte que desde pequeña me dejaban experimentar, a la cocina. Y esto no quiere decir que estos experimentos fueran cosas sofisticadas como las que se hacen ahora, en absoluto. Era una cocina hecha con el que teníamos al alcance, y yo iba probando.

Cocinar en un convento es comparable a cocinar en casa para la familia, o hay alguna diferencia a la hora de elegir el menú?
No, no hay diferencia. Al convento somos una comunidad muy pequeña, de seis personas, y por lo tanto es como cocinar para una familia. Se trata de una comida austera, como lo era lo de mi familia, que era una familia normal que a veces hacíamos algo un poco especial, por un día de fiesta, pero normalmente pienso que no hay diferencias.
Sí que había cuando estaba al noviciat, en Valencia. En aquel momento yo no iba a la cocina como cocinera, sino como ayudante, y me impresionaba tener que cocinar cada día para cincuenta personas. Esto ya me costaba algo más. Pero, en cambio, cuando tengo que hacer una barbacoa para un centenar de personas no tengo ningún problema. Esto me resulta incluso muy familiar y alentador.

Tenemos la imagen de las monjas como grandes pasteleras. Se identifica?
No mucho, porque a mí me gustan mucho las cosas saladas, a pesar de que también hago algunos pasteles, algunas tostadas de Santa Teresa, algún flan..., pero mi fuerte no son los postres. Es cierto que la mayoría de las monjas tienen esta tradición, pero la tienen por una cuestión que mucha gente no sabe. Cuando las monjas tenían problemas para sobrevivir económicamente, por ejemplo a los conventos de las clarisas, la gente los traía huevos para pedirlos que rogaran porque tuvieran muchos niños, o porque no lloviera en un día especial... Entonces, las monjas tenían tantos huevos que de aquí nació la afición de hacer dulces, tanto para darlos a los pobres como para ganarse la vida. Por otro lado, hay que tener en cuenta que los dulces y los pasteles son un tipo de comer que requiere tiempo de preparación. Cómo que a los conventos hay vida contemplativa y hay tiempo para dedicarse a la cocina, esto se ha hecho en muchos conventos, sobre todo en el territorio español, donde cada comunidad tiene sus dulces típicos que dicen que son celestiales, no sé si porque los hacen monjas o porque están hechos con mucha cura y mucho arte.

La vemos a la televisión, lo escuchamos a la radio y la leemos en Internet y a las librerías. Se podría decir que es una monja mediática...
Sí, me veis incluso a la sopa! Esto ha sido una cosa accidental, pienso. Estoy haciendo el trabajo que estoy haciendo en la situación de crisis que estamos viviendo y se ha puesto el foco en el mensaje que estoy trasladando. Yo querría que el foco se pusiera más en la realidad y no tanto en mí. Espero que cuando pase la crisis esto sea así.

Es posible estar en el centro del foco mediático sin dejar apartadas sus convicciones?
Yo pienso que sí. Intento ser fiel a mis convicciones, y si salgo a los medios de comunicación o estoy en el centro del foco mediático en algún momento es para explicar el que estoy haciendo y crear una pandemia de compromiso y solidaridad, de autenticidad y también de buena praxis en todo el que estamos haciendo. A mí hay situaciones que me remueven por dentro, que me hacen daño, y necesito de alguna manera decirlo por cielo, tierra y aire, para ver si nos despertamos, como mí me ha despertado la situación que estamos viviendo. Por lo tanto, yo pienso que es una exigencia de mi vocación y también de mi plegaria, que es una reacción al que estamos viviendo y al que estamos sufriendo como sociedad.

Precisamente, a pesar de la crisis económica y la manera cómo hemos visto que ha afectado la gente, se ha producido un tipo de 'boom' de la gastronomía de lujo, con restaurantes de diseño y menús al alcance de pocos bolsillos. Cree que hacemos un gra demasiado?
A mí me parece insultando, e incluso pornográfico, que estamos derrochando los alimentos. Hay la ostentación que hace que, con la comida que nos tiene que servir para vivir, hacemos estas barbaridades, mientras hay gente que pasa hambre. Tenemos que aprender a compartir y a repartir y dejarnos de tantas modas de este tipo que, para mí, hieren la sensibilidad de tantíssima gente.
Hoy en día vemos los dos extremos: se han multiplicado los comedores sociales y los bancos de alimentos, ha aumentado la pobreza que la FAO quería erradicar, y por otro lado tenemos esta moda que, en los tiempos que estamos viviendo, en mí me parece una auténtica obscenidad. No lo puedo decir de otra manera. Me hace daño. Estoy pidiendo el pan de cada día para mucha gente que no tiene. El pan que falta a mucha gente es el que me ha despertado y me ha movilizado a mí y a otros muchos para pedir el que es un derecho fundamental. La comida es un derecho, no un lujo, pero cuando se nos sacan los derechos, se convierten en lujos. Y hay mucha gente que vive la comida básica como un lujo.

Elija un plato de la cocina argentina, uno de la cocina libanesa y uno de la cocina catalana.
De Argentina, 'el asado', sin ningún tipo de duda, acompañado de unos panadons de Tucumán; de la libanesa, elegiría el 'kepe', como lo hacía mi abuela, que era buenísimo, y de la catalana me gusta mucho la escalivada y me muero por una crema catalana.

Con qué menú celebraría la independencia de Cataluña?
La independencia de Cataluña la celebraría con una copa muy llena de cava y, aunque pueda parecer poco creativa, con una escalivada y cordero a la brasa, que simboliza, en la tradición judeocristiana, la fiesta de la liberación, de la llegada a la tierra prometida. Y por postres, está claro, crema catalana.

Y la victoria del Barça a la Champions?
Cómo que tendría mucho que ver con Messi, lo celebraría con un 'asado' para todo el equipo y con panadons de Tucumán. Sin duda, sería la mejor recompensa y casi nos haría sentir que estamos al cielo.

'Las recetas de Sor Lucía Caram'
Planeta, 2015
144 pág.
19,90 €

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