Por un lado, el director gastronómico Guillemos Oliva ha elaborado una nueva carta de raíces profundas, manteniendo los productores y recolectores locales como parte imprescindible de su cocina pero con propuestas como la tarrina de conejo y ninguno de cerdo, el embutido de calamar y arroz, el pato rellenado a la naranja, el 'royal' de bacalao, las nyàmeres saltadas con ternera con crema, y las albóndigas con sepia. También piezas excepcionales de caza como corzo, liebre, tudó o becada, o postres con sugerencias como el 'pain perdu' de cilantro con helado, el melocotón de viña asado y los higos de cuello de dama con menta.
De la otra, Isabelle Brunet se reincorpora como directora del equipo de sommeliers y ninguno de sala, mientras coopera con el 'chief wine buyer' Antonio Giuliodori en la gestión de la bodega, el eje vertebrador y razón de ser de Monvínic.
Como tercera y última novedad, el establecimiento estrena un nuevo espacio culinario que se fusiona con la sala de catas y conferencias. Los dos espacios funcionan de forma integrada, a pesar de que se pueden separar en dos ambientes diferentes a través de un plafón. Y como colofón final, una terraza de último diseño compuesta de un cuidado jardín vertical se convierte en un resguardat lugar para degustar la oferta enològica y gastronómica del Monvínic.
