Una de las más gloriosas excepciones a la imagen de masía más o menos aislada y reconvertida que suelen tener los restaurantes de calçotada. Si llegáis con tiempo podéis visitar el museo de carros y herramientas del campo, a raíz de carretera viniendo desde Valls. Situado junto a la iglesia de Picamoixons, en una casa del pueblo que había sido hostal, Hace falta Pei, cuidada y sorprendiendo por el espacio que tiene, la visita ofrece la posibilidad de hacer tiempo y hambre paseando por las calles del pueblo. Además, como que la mayoría de estos callejones de acceso son, por favor a la fuerza, de peatones, el camino desde el lugar donde aparcáis el vehículo se convierte en obligatorio.