Una pequeña joya que fuera de temporada de calçots sólo abre los fines de semana y festivos. La capacidad limitada hace, cosa relativamente insólita, que el límite para grupos se defina por la banda alta: no aceptan grupos de más de 25 personas. Por el contrario, ofrecen la posibilidad de hacer la calçotada en pareja o, incluso, en solitario. Un atractivo suplementario es que, en no hacer turnos, la reserva es absolutamente recomendable. Vila-rodona, además, ofrece el reto necesario para hacer bajar la calçotada antes de tomar el camino de vuelta a casa: ir a pie hasta el castillo que preside la villa. Y el complemento idóneo para prolongar el recuerdo y el sabor de la calçotada: una agrobotiga modélica.