El emblemático restaurante barcelonés recibe la Medalla de Oro del Ayuntamiento por su trayectoria
Restaurando 7Puertas
Celebra los 175 años de existencia —sin haber cerrado ni un solo día— en forma y pleno de vitalidad. El 7 Puertas es un clásico entre los clásicos de los restaurantes barceloneses, como también lo son sus arroces. Las cifras hablan por sí suelas: se sirven unas 110.000 sartenes —más de la mitad, del conocido arroz Parellada— entre los 200.000 clientes cada año.
La persistencia de años y la popularidad de este local emblemático lo han hecho merecedor de la Medalla de Oro que este martes 29 de marzo recibirá del Ayuntamiento como reconocimiento a su protagonismo en la vida de la ciudad, por "su popularidad construida a través de una trayectoria vinculada a la historia de Barcelona".
Y no es extraño. Buena parte de las últimas generaciones de barceloneses y de catalanes en general tienen en este restaurante un referente de la cocina tradicional y de la gastronomía del país. Además de haber sido un punto de encuentro y de tertulia, que todavía hoy continúa. Lo explicaba Paco Solé Parellada, actual propietario junto con su hijo —el relevo que continuará la alcurnia familiar—, recordando casos como el de una familia de labradores de comarcas que cada año, un golpe vendida la cosecha, lo celebraban con una comida a las 7 Puertas. Todavía ahora, la gente de la Llotja come cada martes, y desde hace 25 años el restaurante acoge los encuentros del Foro Tecnológico.
Miles de bautizos, comuniones, casamientos y acontecimientos familiares se han celebrado en los salones de este restaurante, que también ha acogido reuniones de trascendencia política y social para la ciudad y el país en sus reservados. Porque además de los centenares de miles de comensales anónimos, a las mesas del 7 Puertas se han sentado personalidades nacionales e internacionales de clase y pensamiento diversos. Todos tienen en común que quieren degustar la cocina de fonda de toda la vida. De Picasso a Robert de Niro, pasando por Perón, para poner sólo tres ejemplos.
La historia del establecimiento se remonta al año 1836, cuando era un café donde también servían algunos platos sencillos. Hacia los años 20 del siglo pasado se convirtió en 'casa de comidas'. El 1942, Paco Parellada —abuelo del actual propietario—, de la Fonda Europa de Granollers, se hizo cargo del entonces Café de las siete Puertas. El que fue "el creador del pijama" —qué postres!—, tenía las ideas muy claras e hizo de la fonda un restaurante donde comer bien, de manera abundante, los platos tradicionales.
Y hasta ahora. El 7 Puertas tiene 95 empleados, 115 platos a la carta (seis arroces diferentes) y tiene la cocina abierta 12 horas ininterrumpidas (de 13 a 1 h) 365 días el año. Un restaurante más que centenario, pero joven de espíritu, que bajo los porches de en Xifré, al paseo de Isabel II, continúa viendo pasar la vida de una ciudad que ha cambiado mucho en 175 años, pero que mantiene el espíritu de vitalidad que ya tenía en el nacimiento del Café, cuando el mercado del Borne y su entorno era el centro neurálgico de Barcelona.
El secreto del éxito, según Paco Solé, "la continua renovación y el espíritu de autoexigència sostenida".