Desde la aprobación de la medida, los sectores implicados se han ido posicionando. En algunos casos aseguran que la empresa asumirá el aumento; otros reconocen que se resentirá el cliente porque no pueden reducir más los márgenes. El grupo de supermercados Bonpreu, por ejemplo, es uno de los que ya se ha pronunciado: el consumidor pagará el incremento. La empresa de congelados la Sirena y la de comer rápido Panes & Company, en cambio, mantendrán los precios. La francesa Carrefour decidió a principios de año no contar el IVA a las compras de los mayores de 65 años, y más adelante tampoco lo aplicó a las familias numerosas; habrá que ver qué medidas toma a partir de septiembre. Hace unas semanas El Corte Inglés se sumó a la tendencia a la baja de los precios de los alimentos y rebajó un 20% el precio de buena parte de su oferta de los supermercados, pero tampoco ha aclarado qué hará después del verano.
Inconcreció y discriminación
A pesar de que el gobierno español no ha detallado con precisión qué serán los productos que se subirán, al pasar de un IVA superreduït (4%) a uno de reducido (10%, hasta ahora del 8%) el aumento recaerá, sobre todo, en los alimentos procesados. Es decir, fruta, verdura, legumbres, cereales, pan, huevos o leche mantendrán el 4%; el resto subirán hasta el 10% (carne y pescado, por ejemplo, aunque no se procesen). Esto quiere decir que, en general, el 90% de la cesta de la compra se encarecerá.
De todos modos, habrá que ver cuál es el panorama que se dibuja en otoño, porque el último aumento de las facturas de la luz, el agua y el gas es fácil que también se manifieste en el precio final de muchos alimentos procesados. Y los huevos, por ejemplo, es uno de los productos que más se ha encarecido últimamente debido a un cambio en la normativa europea sobre la cría de las gallinas, que obliga los productores a tenerlas con más espacio y con una alimentación mejor. Además, la clasificación por tipo de alimento tampoco es clara, porque el pan integral o el queso fresco tendrán un IVA del 10%, mientras que el pan blanco o el requesón mantendrán el 4%.
Por otro lado, las personas con intolerancias alimentarias y enfermedades metabólicas diagnosticadas, como los celiacos, que ya pagan un precio más elevado por sus productos, saldrán doblemente perjudicados. Todos sus alimentos tendrán un recargo del 10%.
En cuanto a la restauración, el sector tendrá que asumir un aumento del 8 al 10%, cosa que ya ha hecho que gremios y chefs pongan el grito al cielo. El IVA del alcohol, además, subirá hasta el tipo general, es decir, al 21%.
