Los alimentos de otoño salen a la calle a pesar de las elevadas temperaturas
panellets surtidos
Los panellets ya son a los escaparates de muchas pastelerías de todo Cataluña, porque aunque la temperatura no ayude mucho, hace casi un mes que somos en otoño. Y con los panellets también salen a la calle las casetas de castanyeres, que sirven paperines de castañas y moniatos a los devotos más impacientes de estos frutos.
Desde hace un par de años los gremios de pasteleros han visto menguar las ventas de panellets. Son unos dulces que no son económicos, porque los piñones y la almendra del mazapán son ingredientes más bien caros, y porque se elaboran a mano, uno por ud. Y, además, es uno de los productos de pastelería más sencillos de hacer en casa. De hecho, muchas escuelas enseñan los alumnos a hacer, de forma que cada vez hay más aficionados a los panellets que optan para hacérselos ellos mismos.
A pesar de que el horizonte de los panellets está medianamente tocado, los profesionales continúan elaborando con dos premisas como guía: mazapán de calidad (con almendra y azúcar, nada de patata o moniato) y nuevos sabores. Con los años el repertorio de panellets se ha multiplicado y cada año se añaden gustos, que van desde el coco y el chocolate hasta la pera, la fresa, el regaliz o la crema catalana.
Castañas y moniatos La castaña y el moniato son los otros alimentos que hacen otoño. Varios municipios catalanes ya han celebrado o están a punto de conmemorar sus ferias y fiestas dedicadas en el fruto del castaño, con Viladrau como centro neurálgico. Esta población del Montseny cuenta con un pequeño parque temático de la castaña, en que se muestra a los visitantes todo el provecho que se puede sacar: desde harina para hacer panes para personas con celiaquia hasta confituras o marron glacé.
Los productores de Viladrau esperan cosechar unos 8.000 kg de castañas, una cifra parecida a la del año pasado. Y varios restaurantes de la zona organizan el menú de la castaña, con platos como la Parmentier de castaña del Montseny con dauets de magret de pato y vino dulce o el bocadillo de morcilla de castaña, entre otros.
En los Estados Unidos el uso del moniato es muy frecuente, tanto a la cocina como la pastelería. En casa nuestra tradicionalmente ha sido relegado a un segundo plano y muy ligado a los meses de octubre y noviembre, pero siempre se está a tiempo de innovar y adoptar nuevas costumbres. Porque la patata dulce tanto puede acompañar un plato de caza en forma de puré como ser la cirereta de los postres con un pastel.