La carne vegetal es un habitual de las dietas (y estilo de vida) veganes y vegetarianas desde hace años. Hoy debatim, con buen humor, si estamos a favor o en contra.
A favor:
El primer argumento es fácil: Si optamos para consumir carne vegetal, quiere decir que reducimos (o eliminamos por completo) el consumo de carne animal. Y, por lo tanto, no contribuimos a su explotación. Hablando en plata: no matamos animales para alimentarnos. Además, también ayudamos en el planeta. Según uno informa de de la Organización de las Naciones Unidas por la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés), el sector ganadero genera más gases de efecto invernadero -hasta un 18% más de CO2- que el sector del transporte. Además, según el mismo informe, la producción masiva de carne es una de las principales causas de la contaminación atmosférica, la pérdida de la biodiversidad, el calentamiento del planeta y la degradación de las tierras.
Segundo argumento: Según un informe de la ONG Justicia Alimentaría Veterinarios sin Fronteras, entre el 28 y 38% de las enfermedades cardiovasculares pueden atribuirse al consumo excesivo de carne, sobre todo roja. De hecho, en el estado español se consume seis veces más carne de la recomendada por los nutricionistas. Si el máximo por persona es de 125 gramos de carne roja y procesada a la semana y 325 a de blanca, al estado se consume 1995 gramos semanales. O sea que, si queremos cuidar algo más la salud, tendríamos que comer menos carne.
Tercer argumento: Prácticamente no se nota la diferencia. De verdad. No estamos hablando de un trozo de tofu a la plancha o hamburguesas hechas en base de tofu, zanahoria y lentejas, sino de hiedra, por ejemplo. El nuevo "pollo vegà" que creó la empresa barcelonesa Foods for tomorrow. Tanto la textura como el sabor es muy similar al del pollo y, de hecho, incluso se asemeja. Qué trae? Agua, concentrado de soja, aceite de oliva, sal, aroma, especies y vitamina B12.
En contra:
Primer argumento: Comemos demasiada carne, es cierto. Pero si queremos reducir el consumo, por qué no optamos por proteína vegetal? Por qué no comemos más legumbres, por ejemplo? Por qué no comemos más verduras, más hortalizas, más fruta? Hablando en plata: si queremos reducir el consumo de carne, por qué no optamos, directamente, por una dieta más saludable y (prácticamente) sin ultraprocessats? Y he aquí la gran pregunta: Si el que quieres es dejar de comer carne, por qué quieres comer un alimento que imita el gusto, la textura y el olor?
Segundo argumento: Es cierto que, cada vez, es más fácil encontrar carne vegetal, como la hiedra. Pero todavía ahora, si vamos a un supermercado, la mayoría de productos que encontraremos son ultraprocessats, hamburguesas insípidas hechos en base, principalmente, de seità, tofu o tempeh. De soja, vaya. Que, además, no se cultiva cerca de casa precisamente. Y seamos sinceros: no son una maravilla por el paladar, precisamente al contrario. Necesitas una cantidad ingente de mayonesa o cualquier salsa para digerirlo correctamente.
Tercer argumento: Menos carne, menos campesinado. Las cifras son alarmantes: Según el censo agrario del Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat), si en 1994 las personas dedicadas a la agricultura o la ganadería, no eran más de 50.000, a principios del 2000 la cifra ya bajó a 25.000. Y, como sabemos, la mayoría son hombres grandes. Por lo tanto, quien cuidará la tierra de aquí cinco, diez o quince años? Seguimos: Cuando hablamos de medio ambiente, el principal problema es que, en realidad, del que estamos hablando es que tenemos un modelo de producción alimentaria centrado en la industria y no en el campesinado. Hay más animales, pero no más granjas. Y no todos los animales se consumen aquí, en Cataluña. De hecho, no es el sector ganadero que genera gases de efecto invernadero, son las empresas càrnies.
