Cómo no podía ser de otra manera, uno de los aspectos que se recuperan durante estos cuatro días es la gastronomía. Los obradores y fogars de los restauradors, panaderos y pasteleros vuelven a elaborar recetas centenarias, que ofrecen a visitantes y comensales, como las garrofetes de Papa, los pastissets o el pan de la Fiesta. Pero el producto estrella de la celebración son las golosinas, una receta que se renueva cada dos años siguiendo la tradición renacentista. Se trata de alimentos que sólo se elaboran estos días, como las torretas, las coquetes con forma del escudo de Tortosa, la comida blanca con leche de almendras y agua rosada o la coca de berenjena con carne salada.
Las tascas que se instalan en el barrio antiguo organizan la Ruta de la Saboga, un recorrido por estos establecimientos que sirven platos y bebidas del siglo XVI, mientras las calles de llenan de xanquers, malabaristas, músicos y comediantes de todo tipo. Muchos restaurantes también se suman a la celebración, con la elaboración de menús de la época, basados sobre todo en los platos del 'Libro del Coch'.
