El melón es una de las frutas con mayor contenido de agua, casi un 90 %. Por eso resulta ideal para los meses de verano: nos refresca, nos hidrata y, además, nos aporta muy pocas calorías y azúcares. Los mejores meses para consumirlo son de junio a octubre, que es cuando lo encontramos con todas sus propiedades y la época en la que nos podemos asegurar que es producto de proximidad.