5 ingredientes que no pueden faltar en la despensa para estar a la última

¿Es la berenjena el nuevo aguacate? Esto parece. Sólo se tiene que echar un vistazo al mercado, donde salen nuevas variedades internacionales de esta verdura (morada, negra, Niza, croisette, caminal, blanca de Mallorca...) y a cocinas de referencia para ver que, cada vez más, dedican la creatividad a uno de los productos por excelencia de la huerta mediterránea, tradicionalmente relegada a un injustificado segundo plano a la samfaina (un plato demasiado poco valorado).

Ahora reclama un lugar en elaboraciones como la berenjena confitada con berros silvestres o la butifarra de perol firmada por Xavier Pellicer; la berenjena al asado de pollo con rábano rústico de la barra del Suculent; la berenjena china confitada (guau!) de Last Monkey: sólo por ella vale la pena llegar hasta este restaurante sin normas mediterráneo-asiático del moderno barrio barcelonés de Sant Antoni. Por otro lado, a Indígenas, la preparan al horno con pimiento, hierbas y vinagre y la maceren a continuación en botes de vidrio. Una escalivada 'plus'. La clavan.

La sandía y la piña eran las frutas más fotogénicas, pero el potencial #foodporn ahora lo tiene la pitahaya (la fruta del dragón), la que suma más 'hashtags' en Instagram. Esto, en tiempo 3.0 es ir muy lejos. Esta fruta exótica de la América Central suma seguidores no sólo por los bonitos colores, sino también por sus infinitas virtudes: 50 calorías, nutrientes a chorros y poder hidratante y saciante.

¿Os acordáis cuando los huevos eran el mismo demonio? Que si engordan, que si colesterol, bla bla bla... Una campaña tan intensa que llegó incluso a los comedores de las escuelas, un drama en un país donde la tortilla ha sido la cena de generaciones y generaciones. Pero, con un par..., los huevos han resistido y han conseguir colarse incluso entre las barreras veganas. Y continúan siendo, pues, uno de los 'must' de la gastronomía nacional, gracias, en parte, a la moda incansable del 'brunch' en que los huevos suelen tener gran protagonismo.

Otro superingrediente para añadir a la lista de la compra. Esta pasta vegetal el nombre de la cual significa "fuente de sabor", se obtiene a partir de soja fermentada con sal marina (cuanto más larga sea la fermentación, más intenso será el sabor del miso). Llegó a nuestro país con las tribus macrobiòticas hacia los fabulosos años setenta, y sirve de adobo, de saboritzant, para dar textura a patés y salsas, de condimento..., en la gastronomía japonesa y, cada vez más, en nuestros platos de cada día, por su poder gustativo y por sus beneficios para la salud. Aquí tenéis sólo algunos: es poco calórico, saciante, no contiene lactosa, gluten, ni materia grasa; ayuda a prevenir varias enfermedades y elimina toxinas (por eso es un potente anti-resaca). Si añadimos que varios famosos de Hollywood lo han integrado en su dieta alcalina, macrobiótica o detox... ¡que tiemble Popeye!

Un último consejo para los 'cocinitas' que preparen en casa la famosa sopa miso: se tiene que añadir cuando el caldo esté fuera del fuego, para conservar los organismos vivos y disfrutar de sus superpoderes.

En el panorama 'hipster', los fermentados lo tenían todo para triunfar. Con este método (que podéis aprender en el espacio gastronómico 'cool' del Poblenou Roc35), los alimentos se transforman con un tipo de conservación que los hace más digeribles y les da una textura firme y un sabor adictivo.