10 platos de cine (y series)

En esta ocasión no podréis obtener ayuda de Remy, porque, como ya sabéis y os avanzamos, los ratones no cocinan. Pero la magia de Disney puede ser una realidad con este plato típico de Francia. El ingrediente principal del Ratatouille son verduras como el calabacín o la berenjena al horno con una salsa de tomate sofrito. Cómo bien recordaréis, el plato se popularizó porque fue el responsable de revivir la pasión de un amargado crítico gastronómico que se quedó en shock tras enterarse que el chef de un restaurante de París era un ratón.

No hace falta que mováis los dedos como hacía Joey Tribbiani. Sabéis que no lo sentís. El famoso bocadillo de albóndigas de la serie Friends que tanto gustaba al más guapo de la sitcom de los noventa es todo un guilty pleasure, y no tenéis que pedir disculpas. Es más, no tendréis que salvarle la vida a en Ross para poder apreciar este delicioso bocadillo. En Barcelona lo popularizó el bar Torpedo, en la calle Aribau.

Todo un clásico de la cocina del sur de Estados Unidos que daba nombre a uno de los dramas más conocidos de la gran pantalla. En el fondo no dejan de ser tomates verdes fritos (y saben como tal) pero nos transportan y nos rememoran la amistad de Kathy Bates con aquella anciana interpretada por Jessica Tandy, que escondía un interesante misterio.

Las magdalenas de Estados Unidos, como todo lo que sea americano, tienen que ser grandes y majestuosas. Por eso, un buen Cupcake tiene que estar coronado por una crema o glaseado del sabor que más guste. En la serie, Sara Jessica Parker y sus amigas disfrutaban de este dulce (y unas cuántas historias de cotilleo) en la pastelería Magnolia Bakery. Nosotros os proponemos que os ahorréis el viaje y las preparéis en casa con esta receta de la Ada Parellada.

Volviendo al mundo del cine (y la animación), seguro que recordáis uno de los besos más emblemáticos de la historia del séptimo arte, protagonizado por dos perros que comían espaguetis. ¡Y qué pinta hacía la pasta con las albóndigas! No nos engañéis, seguro que ni que sea por curiosidad, los habéis probado en alguna ocasión "especial"...

Sólo a un genio como en Woody Allen se le podía ocurrir una idea como esta. No hace falta que vosotros abraís una tienda de galletas junto a un banco y hagáis un túnel para poder atracarlo. La histeria (y el robo) la dejaremos en manso del neoyorquino, pero si queréis hacer unas cookies de chocolate igual de buenas que las de aquellos ladrones, la receta de Gemma Clofent os será de gran ayuda.

Para acompañar algún de estos platos no os iría mal una bebida especial donde el protagonista sea la mantequilla en vez de la cebada. Si sois fans del mundo de J. K Rowling ya sabéis que este refrigerio nos ha brindado más de un momento, valga la redundancia, mágico. No hace falta que os escapéis de clase de pociones para disfrutarlo, pero si que tengáis buena compañía para compartirlo mientras hacéis un maratón de las películas de la saga.