10 recetas con plátano

Un plato que puede parecer extraño, pero sigue todos los pasos de la tradición del escabeche, en esta ocasión de pintada, que os recomendamos que cuando la pidáis al carnicero, os dé los cuartos deshuesados. Además, es importante poner sal y pimienta acabada de moler dentro de la carne. En cuanto al plátano, mejor que sea maduro para poder hacer una buena crema, que sea sabrosa. Si fuera verde, y quisierais hacer un puré, tenéis que vigilar, puesto que la fibra que tiene hace que quede muy prensado, cómo una gelatina, cosa que puede hacer que no quede cómo queríais para el plato.

Cuando hablamos del plátano, a menudo nos referimos al plátano pequeño canario, muy dulce y blando, pero también tenemos la banana, de medida más grande. Podemos usar los dos para preparar este pastel que combina el dulce más intenso de los dàtils con el salado de las avellanas y la crema de queso. Esta receta de Paula Casanova es digne de un restaurante de categoría y visualmente os llamará mucho la atención. Podéis añadir una lámina crujiente de plátano para acompañar la crema, y tenéis la opción de comprarla preparada o hacerla en casa con plátano verde o macho, no apto para comer crudo, sino para hacer chips o patacones.

El plátano combina muy bien con otras frutas, con los frutos secos, el yogur y el chocolate. Por eso se hacen muchos postres y almuerzos: mezclado con musli, nuevos y yogur, por ejemplo, funciona cómo un almuerzo completísimo. En este sentido, os invitamos a preparar un batido con higos y plátano, que lleva leche, de vaca, cabra u oveja y que complementaréis con el kéfir, un producto lácteo que se obtiene por la fermentación de leche, habitualmente entera, fruto de la acción conjunta de una mezcla de levaduras y bacterias. Endulzado con miel, el kéfir es originario de la región caucásica y tiene una amplia difusión a la Europa del este, donde se suele considerar un agente favorecedor de la longevidad.

De plátanos podemos adquirir todo el año. Un golpe en casa, los tenemos que dejar fuera de la nevera, puesto que si los posamos adentro, se vuelven negros enseguida (podemos evitarlo envolviéndolos con papel de aluminio). Aun así, que tengan puntets negros a la cáscara no afecta nada la calidad. De hecho, los podéis aprovechar por triturar-los con el tomate y las otras verduras, hasta obtener una textura líquida, que aliñaréis con vinagre, sal y pimienta. El resultado será una sopa fría y refrescante, estilo gazpacho, a la que le añadiréis unas brochetas con plátano, pimiento y apio. Una saludable alternativa por los días de calor.

Esta receta pensada por los más pequeños de casa os propone comer el plátano al natural pero untándolos con miel y enluciéndolos con almendras, que previamente habréis tostado al horno. Os recomendamos que dejáis que vuestros hijos unten los plátanos con la miel y los enluzcan con la almendra. Peláis los plátanos justo un momento antes de consumirlos, para evitar que se oxiden y se posen negros. Tenemos que tener en cuenta que, cuando lo pelamos, el plátano se oxida fácilmente; por lo tanto, o lo consumimos al instante o lo podemos frotar con un poco de limón, para evitar la oxidación.

Apto para vegans, el mundialmente conocido como 'banana bread' os recordará a un pan de pellizco de toda la vida, es decir, un pastel esponjós y sabroso. Es importante que seguís todos los pasos al pie de la letra y usáis la harina integral en vez de la normal. Tendréis que pelar el plátano a tiras y lo condimentaréis con canela y sésamo tostado, uno de los cultivos más antiguos de la humanidad y una de las plantas de las cuales primero se sacó el óleo de las entonces –incluso el nombre, en sumerio, hace referencia a esta propiedad-, que encara hoy es muy consumido en la cocina oriental.