7 recetas para redescubrir la polenta

Un buen ejemplo de la versatilidad antes mencionada de la polenta. La harina de maíz adopta una forma de disco para poder construir encima una torre de sobrasada y queso, la unión del salado con el dulce característico de la polenta. Sin embargo, se añade todavía más contraste de sabores con una cucharada de miel que acaba de formar una composición de salado y dulce en varias texturas que sirve como delicioso aperitivo de un gran menú.

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La polenta se puede hacer de más maneras que sólo hirviéndola, como pasa en esta receta. Se forma una especie de bizcocho húmedo y más compacto hirviendo la leche con la polenta, la sal y un chorrito de aceite de oliva. Cuando todo está emulsionado, se distribuye el resultado en moldes y se deja enfriar, para obtener esta pequeña plataforma comestible. Por otro lado, si hablamos del plato en su conjunto, se trata de una mezcla de cocido y no cocido. La ternera tibia mantiene un sabor diferente, mientras que el queso es el acompañamiento perfecto para la polenta.

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Otra vez, la polenta es la base de una receta. Literalmente, la harina de maíz calentada con leche forma, cómo hemos visto antes, un rectángulo para acoger otros ingredientes encima. Sin embargo, en este caso se da a la polenta una esencia y sabor ligero de trufa, gracias a la mantequilla de este mismo producto que se añade durante el proceso de cocción. Es una receta difícil de hacer, pero no por la polenta, sino por la cocción elaborada de las verduras de temporada.

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La polenta es un elemento secundario en este plato, puesto que se centra más en la preparación del rabo de buey en forma de estofado con verduritas. Eso sí, el zumo que desprende esta preparación hace que la polenta mejore su sabor, y se vuelva toda una 'delicatessen'. Por otro lado, este plato requiere una polenta cremosa, de una textura muy diferente a las recetas vistas hasta ahora.

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Una polenta que sirve de base del cordero y las verduras, pero infusionada con productos diferentes. La leche es un elemento que casi siempre se utiliza para preparar esta harina de maíz, pero aquí también se usa nata, mantequilla y hierbas con sal y pimienta, que le otorgan un regusto diferente a la base del plato. Además, aquí se pasa la polenta, ya cortada, por una sartén para marcarla y darle un nuevo matiz.

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Cuando infusionamos la polenta con leche, conseguimos una pasta que se puede manipular fácilmente, aunque siempre lo hemos puesto en una bandeja y lo hemos cortado en rectángulos. En esta receta se quiere innovar en este aspecto, se juega con la pasta de la polenta para conseguir unos ñoquis diferentes y originales, que sirven de acompañante al bacalao, que actúa como elemento principal. Sin embargo, el unificador de esta receta es, sin duda, la salsa de leche de oveja.

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Después de ver las infusiones de polenta con leche, con resultados increíbles, volvemos a la preparación tradicional del hervido. La carga de este plato recae en el jabalí con verduras, que requiere un poco de trabajo y experiencia culinaria, pero como vimos anteriormente, el resultado de esta parte de la receta es indispensable para conseguir un nuevo sabor por la polenta.

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