Tortilla de colmenillas

Por Pepeta Rovira Llimós

Tipo de plato Segundos

Dificultad Baja

Raciones 4

Vegetariana Sin
gluten Sin
lactosa

Ingredientes

400 g de colmenillas
Colmenilla
Junto con la seta de San Jorge, son los dos géneros que caracterizan las setas de primavera. Con cuatro o cinco especies, que se distribuyen a lo largo de la estación, tiene la característica visual básica de la forma del sombrero, cónico y que recuerda a un avispero. Un segundo hecho importante es que el sombrero está vacío, lo que permite rellenarlo, generalmente, una vez eliminado el pie, que resulta algo más coriáceo. Hoy, la comercialización de esta seta en fresco está prohibida, por la presencia de una toxina. En caso de conseguirla fresca, pues, hay que cocerla antes de prepararla, descartando el agua de cocción, pero no la que empleamos para ablandar las setas secas, que se puede usar para preparar un 'risotto', por ejemplo, un plato en el que la colmenilla encaja a la perfección, a pesar de que la cocina clásica lo vincule más al 'foie gras' y la crema de leche.
secas
8 huevos
aceite de oliva virgen extra
sal
pimienta negra
Pimienta negra
Fruto del pimentero, que, justo cuando empieza la maduración, se cosecha y se pone a secar, lo que provoca el oscurecimiento y el arrugado característico de la piel. Una piel que, en el caso de la pimienta blanca, menos picante, puesto que se cosecha más madura, se elimina por remojo en salmuera, antes de secarla. Originaria de la India y consumida desde tiempos inmemoriales, fue la moneda de cambio con la que los romanos pagaban (de ahí la frase 'pagar en especie') los tributos a los pueblos bárbaros que los amenazaban. Disponible tanto en grano entero como molida, es recomendable recurrir al primero, si el consumo no es relativamente rápido (un par de meses), puesto que la pimienta molida pierde rápidamente gran parte del aroma y el sabor. Un efecto que también produce la cocción, cuando supera la hora y media. De ahí que siempre se aconseje echar la pimienta a los platos hacia el final del proceso.
ajo
perejil
Perejil
Considerado por los griegos un potente protector contra los venenos —como el ajo y, quizás en el origen, el popular ajo y perejil—, lo popularizó Carlomagno, que ordenó plantarlo en todos sus dominios. No sin tener que vencer los recelos de los que lo consideraban peligroso por los efectos que, decían, podía provocar su mal uso, entre los cuales había la supuesta capacidad abortiva. Un hecho que no ha impedido incorporarlo de manera masiva en platos como el 'tabulé' libanés. A pesar de permitir la congelación directa, sin necesidad de escaldado, su piel fina le hace perder firmeza y presencia, limitando el uso a las cocciones. Por suerte, se conserva fácilmente en un jarrón. O en la nevera, dentro de una bolsa agujereada y manteniendo la humedad. Actualmente, la variedad rizada, menos sabrosa, desplaza la tradicional en las presentaciones.

Para los robellones:

½ kg de robellones
2 dientes de ajo
1 ramita de perejil
Perejil
Considerado por los griegos un potente protector contra los venenos —como el ajo y, quizás en el origen, el popular ajo y perejil—, lo popularizó Carlomagno, que ordenó plantarlo en todos sus dominios. No sin tener que vencer los recelos de los que lo consideraban peligroso por los efectos que, decían, podía provocar su mal uso, entre los cuales había la supuesta capacidad abortiva. Un hecho que no ha impedido incorporarlo de manera masiva en platos como el 'tabulé' libanés. A pesar de permitir la congelación directa, sin necesidad de escaldado, su piel fina le hace perder firmeza y presencia, limitando el uso a las cocciones. Por suerte, se conserva fácilmente en un jarrón. O en la nevera, dentro de una bolsa agujereada y manteniendo la humedad. Actualmente, la variedad rizada, menos sabrosa, desplaza la tradicional en las presentaciones.
aceite de oliva virgen extra
sal
pimienta negra
Pimienta negra
Fruto del pimentero, que, justo cuando empieza la maduración, se cosecha y se pone a secar, lo que provoca el oscurecimiento y el arrugado característico de la piel. Una piel que, en el caso de la pimienta blanca, menos picante, puesto que se cosecha más madura, se elimina por remojo en salmuera, antes de secarla. Originaria de la India y consumida desde tiempos inmemoriales, fue la moneda de cambio con la que los romanos pagaban (de ahí la frase 'pagar en especie') los tributos a los pueblos bárbaros que los amenazaban. Disponible tanto en grano entero como molida, es recomendable recurrir al primero, si el consumo no es relativamente rápido (un par de meses), puesto que la pimienta molida pierde rápidamente gran parte del aroma y el sabor. Un efecto que también produce la cocción, cuando supera la hora y media. De ahí que siempre se aconseje echar la pimienta a los platos hacia el final del proceso.

Tortilla de colmenillas Food Photos / Cristina Rivarola

Ingredientes

400 g de colmenillas
Colmenilla
Junto con la seta de San Jorge, son los dos géneros que caracterizan las setas de primavera. Con cuatro o cinco especies, que se distribuyen a lo largo de la estación, tiene la característica visual básica de la forma del sombrero, cónico y que recuerda a un avispero. Un segundo hecho importante es que el sombrero está vacío, lo que permite rellenarlo, generalmente, una vez eliminado el pie, que resulta algo más coriáceo. Hoy, la comercialización de esta seta en fresco está prohibida, por la presencia de una toxina. En caso de conseguirla fresca, pues, hay que cocerla antes de prepararla, descartando el agua de cocción, pero no la que empleamos para ablandar las setas secas, que se puede usar para preparar un 'risotto', por ejemplo, un plato en el que la colmenilla encaja a la perfección, a pesar de que la cocina clásica lo vincule más al 'foie gras' y la crema de leche.
secas
8 huevos
aceite de oliva virgen extra
sal
pimienta negra
Pimienta negra
Fruto del pimentero, que, justo cuando empieza la maduración, se cosecha y se pone a secar, lo que provoca el oscurecimiento y el arrugado característico de la piel. Una piel que, en el caso de la pimienta blanca, menos picante, puesto que se cosecha más madura, se elimina por remojo en salmuera, antes de secarla. Originaria de la India y consumida desde tiempos inmemoriales, fue la moneda de cambio con la que los romanos pagaban (de ahí la frase 'pagar en especie') los tributos a los pueblos bárbaros que los amenazaban. Disponible tanto en grano entero como molida, es recomendable recurrir al primero, si el consumo no es relativamente rápido (un par de meses), puesto que la pimienta molida pierde rápidamente gran parte del aroma y el sabor. Un efecto que también produce la cocción, cuando supera la hora y media. De ahí que siempre se aconseje echar la pimienta a los platos hacia el final del proceso.
ajo
perejil
Perejil
Considerado por los griegos un potente protector contra los venenos —como el ajo y, quizás en el origen, el popular ajo y perejil—, lo popularizó Carlomagno, que ordenó plantarlo en todos sus dominios. No sin tener que vencer los recelos de los que lo consideraban peligroso por los efectos que, decían, podía provocar su mal uso, entre los cuales había la supuesta capacidad abortiva. Un hecho que no ha impedido incorporarlo de manera masiva en platos como el 'tabulé' libanés. A pesar de permitir la congelación directa, sin necesidad de escaldado, su piel fina le hace perder firmeza y presencia, limitando el uso a las cocciones. Por suerte, se conserva fácilmente en un jarrón. O en la nevera, dentro de una bolsa agujereada y manteniendo la humedad. Actualmente, la variedad rizada, menos sabrosa, desplaza la tradicional en las presentaciones.

Para los robellones:

½ kg de robellones
2 dientes de ajo
1 ramita de perejil
Perejil
Considerado por los griegos un potente protector contra los venenos —como el ajo y, quizás en el origen, el popular ajo y perejil—, lo popularizó Carlomagno, que ordenó plantarlo en todos sus dominios. No sin tener que vencer los recelos de los que lo consideraban peligroso por los efectos que, decían, podía provocar su mal uso, entre los cuales había la supuesta capacidad abortiva. Un hecho que no ha impedido incorporarlo de manera masiva en platos como el 'tabulé' libanés. A pesar de permitir la congelación directa, sin necesidad de escaldado, su piel fina le hace perder firmeza y presencia, limitando el uso a las cocciones. Por suerte, se conserva fácilmente en un jarrón. O en la nevera, dentro de una bolsa agujereada y manteniendo la humedad. Actualmente, la variedad rizada, menos sabrosa, desplaza la tradicional en las presentaciones.
aceite de oliva virgen extra
sal
pimienta negra
Pimienta negra
Fruto del pimentero, que, justo cuando empieza la maduración, se cosecha y se pone a secar, lo que provoca el oscurecimiento y el arrugado característico de la piel. Una piel que, en el caso de la pimienta blanca, menos picante, puesto que se cosecha más madura, se elimina por remojo en salmuera, antes de secarla. Originaria de la India y consumida desde tiempos inmemoriales, fue la moneda de cambio con la que los romanos pagaban (de ahí la frase 'pagar en especie') los tributos a los pueblos bárbaros que los amenazaban. Disponible tanto en grano entero como molida, es recomendable recurrir al primero, si el consumo no es relativamente rápido (un par de meses), puesto que la pimienta molida pierde rápidamente gran parte del aroma y el sabor. Un efecto que también produce la cocción, cuando supera la hora y media. De ahí que siempre se aconseje echar la pimienta a los platos hacia el final del proceso.

Tortilla de colmenillas Food Photos / Cristina Rivarola

Preparación

Hidratar las colmenillas en agua fría. Partirlas por el medio y lavarlas bajo el grifo, para que queden muy limpias. Freírlas con sal, pimienta, ajo y perejil (al gusto).
Batir los huevos de dos en dos y añadir trocitos de colmenilla. En la sartén, hacer una tortilla tipo a la francesa para cada comensal.
Para los robellones: limpiarlos con un trapo para sacar la tierra y cortarles la cola. Si tienen mucha tierra, se pueden lavar con agua.
Cortar los robellones en tres o cuatro trozos y ponerlos al fuego, en una sartén. Cuando se haya absorbido el agua que sueltan, añadir aceite y freírlos. Añadir la sal, el ajo y el perejil picados y la pimienta. Freírlos al gusto. Ya están listos para servir, como acompañamiento de cualquier plato.