10 ensaladas de verano

Si tenéis que cocinar para algún familiar o amigo que es intolerante a la lactosa, preparadle esta receta, ya que incorpora un falso queso crujiente hecho con anacardos. Para conseguirlo, tendréis que hidratar estos frutos secos toda la noche, triturarlos y secarlos al horno. La receta también tiene un germinado de trigo negro, que podéis comprar o hacer vosotros mismos en casa cubriendo el trigo negro con agua y un poco de zumo de limón y manteniendo la mezcla a temperatua ambiente durante una semana. Esta operación permite eliminar los antinutrients de los productos vegetales.

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Si la ensalada de lentejas es un clásico de vuestro recetario veraniego, aquí tenéis una receta diferente. El plato lleva naranja, que podéis incorporar a gajos, en zumo para hacer una vinagreta o rallando la piel y poniéndola por encima de los ingredientes para acabar de perfumar la ensalada. Incorporar la fruta a las ensaladas es una buena idea, ya que se acentúa el gusto, la frescura y el valor nutricional.

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La ensalada de pasta, sobre todo la que lleva macarrones en forma de tirabuzón, es un clásico de los menús de verano. Esta propuesta que os hacemos tiene una gran personalidad italiana, elegante y divertida, ya que es una versión fría de la clásica pasta con pesto a la cual hay que añadir olivas, tomates cherry y ricotta fresca.

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Esta receta es del cocinero Xavier Pellicer, todo un maestro de la cocina con vegetales. Su ensalada de buey de mar consta de varios elementos (puré de tubérculos, mayonesa, vinagreta, brotes de escarola, tomate a dados y pinzas de buey de mar), pero podéis poner cualquier crustáceo más asequible. Os proponemos de presentarla en un vaso, con los diferentes elementos colocados el uno sobre el otro. De este modo, cuando introducimos la cuchara o el tenedor hasta el fondo del vaso nos llevaremos un poco de cada elaboración y podremos disfrutarlo en conjunto en el paladar.

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Esta es otra ensalada de fuertes reminiscencias italianas. No tenemos que confundir la burrata con la mozzarella. Esta se elabora con leche de búfala, tiene un contenido en grasa superior y se produce a partir del cuajo de la leche pasteurizada. La burrata, en cambio, no es exactamente un queso, sino un tipo de mantequilla, nata y queso, con un interior cremoso y mantecoso. Tanto una como otra son un gran acompañamiento para un buen tomate de temporada.

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Esta es una propuesta nutritiva, fresca y de una presencia muy colorida y atractiva, que nos brinda una manera original de comer una ensalada: cogiendo en cada cucharada un poco de cada capa de verdura. Si ya estáis cansados de la ensaladilla rusa, probad de hacer esta receta, que incorpora los mismos elementos vegetales y a la cual podéis incluir una capa de mayonesa para acabar de armonizarlo.

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El hinojo, el coprotagonista de esta ensalada, es ideal para aportar un perfume singular y anisado a los platos fríos. Tenéis que cortar el bulbo a partes muy finas o usar las partes verdes y los tallos, que daran a vuestros platos un aroma y una frescura únicos. Tanto el hinojo como la manzana se han de cortar a láminas muy finas, por lo que va bien utilizar una mandolina. Si no tenéis, cortad la manzana a dados o a grillos y el hinojo a la juliana muy fina con el cuchillo.

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Hablar de ensaladas de verano es sinónimo de hablar del mejor momento del año de los tomates, muy maduros y sabrosos. Presentadlos cortados a gajos, aliñados sencillamente con un buen aceite de oliva, sacando la piel y haciendo un tártaro vegetal, o bien rallándolo y aliñándolo con aceite y sal. Rallado y con marisco por encima (langostinos, en este caso), es una opción excelente. Podéis acompañarlo de unas tostadas para disfrutar de una preparación sencillísima y llena de gusto.

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Cocer una patata entera, abrirla por la mitad, retirar la parte del interior y rellenarla con los ingredientes deseados es un recurso original y divertido para hacer todo tipo de preparaciones. El interior también puede ser frío, con la patata ya muy fría, como hacemos en esta receta. Mezclamos toda una serie de verduras, entre las cuales destaca el tomate seco, de una gran singularidad y potencia de gusto. Utilizadlo, hidratándolo previamente, para complementar vuestros platos fríos.

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Si os gustan las ensaladas de pasta, incorporad esta versión, de talante asiático, a vuestro recetario de platos veraniegos. Soba es la palabra japonesa para designar el trigo sarraceno, o alforfón, con la harina del cual se elaboran los fideos, que tradicionalmente se sirven con caldo. Con los soba también prepararéis este plato frío, hirviéndolos y enfriándolos, acompañados con un salteado de verduras y una salsa agridulce. Es una opción origional y deliciosa para llevar dentro de una fiambrera y disfrutar en la playa o en la montaña.

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