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26/03/2018Es casi una injusticia hablar del queso como de un único ingrediente. Hay tantas variedades, tantos sabores, tantas texturas... El resultado depende de factores muy diversos, como por ejemplo el origen de la leche, el tiempo de maduración, el contenido en grasa, la procedencia geográfica, el porcentaje de humedad o la cocción de la cuajada. E inciden en él factores microbianos, químicos, mecánicos... Sea como fuere, nosotros os dejamos una humilde aportación de los usos gastronómicos del queso, un ingrediente con una versatilidad prácticamente ilimitada.
Paquetitos de queso
Para hacer este plato, es preferible que optéis por un queso de trapo, suave y de leche de vaca. La técnica del trapo consiste en prensar el queso y darle forma con una tela, normalmente de lino o de algodón. El queso, pues, es el protagonista de este plato, pero los secundarios merecen como mínimo una mención: calabacín, mermelada de uva y jamón de pato.
Sopa de melón con queso de cabra del Berguedà
Esta sopa, muy sencilla de hacer y que tendréis terminada en diez minutos, plantea una combinación de sabores irresistible. Por un lado, la sobriedad del melón, con un gusto nada excesivo; por el otro, la contundencia fastuosa del queso de cabra. Rematadla con un corte de crujiente de jamón y una cebolla dulce.
Piruletas de queso
Con sólo dos ingredientes, queso emmental rallado y espaguetis, ¡haréis unos aperitivos que seguro dejarán sorprendidos a vuestros invitados! La ejecución tampoco es particularmente difícil. Tenéis que hacer unas bolitas con el queso, clavar un trozo de espagueti a modo de palillo y ponerlo todo en el horno. El queso tiene que quedar seco pero no debe coger color.
Tambor de verduras con queso de cabra gratinado
Este plato es apto para vegetarianos pero seguro que gustará a todos los públicos, especialmente a los fanáticos del queso de cabra. La leche de cabra es más proteica que la de vaca y es más fácil de digerir. Además, gracias a su bajo contenido en potasio, es muy buena para los riñones.
Lomo de cerdo ibérico con cremoso de queso y zanahoria
Dos texturas para acompañar un plato de carne con una base de zanahoria. La primera es el queso fundido con mantequilla y un toque de moscatel, que le otorgará sabor y carácter. La segunda es el crujiente de queso, con el que decoramos el plato. Para hacerlo, dorad unas rebanadas de queso bien finitas en una sartén muy caliente.
Pastel de lentejas y queso Becky Lawton
El queso idóneo para elaborar este delicioso pastel de lentejas es el manchego, hecho con leche de oveja, sometido a una maduración mínima de 30 días y protegido por una denominación de origen de la comarca de la Mancha (Castilla-La Mancha). Tiene un sabor potente y ligeramente ácido, un poco picante si está muy curado.
Higos con queso fresco
Una de las numerosas virtudes del queso es que tanto puede servir para primeros y segundos platos como de postre. En este caso, usaremos queso fresco, que obtenemos de la coagulación de la leche, sin aditivos, fermentos o sal. Tiene un sabor suave que destacará la dulzura de los higos.
Pastel de queso con Baileys
Y sí: una de las aplicaciones más deliciosas del queso, en este caso tipo Philadelphia, es el pastel. Nosotros os dejamos una propuesta singular, un poco alejada del concepto más clásico. El Baileys, como sabréis, es un licor de 'whisky' irlandés y crema de leche, que a menudo se añade al café. ¡Aportará un regusto excepcional a este pastel!
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