Tabulé a nuestro estilo

Por Ada Parellada

Tipo de plato Primeros

Dificultad Baja

Tiempo 30

Rápida y sencilla Sin
lactosa Con niños

Ingredientes

300 g de bulgur
Bulgur
Las legumbres y los cereales son una buena fuente de nutrientes para nuestro organismo. Uno de estos cereales preparados es el bulgur, un alimento elaborado a base de granos de trigo sometidos a un tratamiento intenso de vapor a presión, hasta que se obtiene un producto viscoso, parcialmente gelatinizado, que después se seca y adquiere una forma granular, parecida al arroz, pero que tiene un tamaño más pequeño. Se trata de un producto muy popular en las cocinas del Próximo Oriente, puesto que el bulgur es el elemento imprescindible para elaborar un buen tabulé, un plato muy sencillo pero de otra calidad gastronómica. También se puede encontrar bulgur elaborado con alforfón, un pseudocereal que no contiene gluten. Remojadlo con agua fría y ponedlo en ensaladas, vegetales o como guarnición. También hay quien lo pone a hervir sin remojarlo, con el doble de agua, 10 min, pero no es lo mismo, porque pierde esa textura crujiente que tanto gusta a los libaneses y a todos los habitantes del Próximo Oriente en general.
400 ml de caldo de pollo
Pollo
Hoy, que generalmente compramos el pollo descuartizado, incluso separado en pechos y muslos, y empaquetado en bandejas de plástico, nos tendríamos que acostumbrar a retirarlo al llegar a casa y dejarlo reposar en la nevera para rebajar su grado de humedad. También a retirarlo media hora antes de cocerlo, dejándolo a temperatura ambiente. A la brasa, espolovorearlo con hierbas sólo sirve para se quemen y se carbonicen: más vale macerarlo antes.
o agua
1 tomate
Tomate
Uno de los frutos que últimamente están sufriendo una evolución y una diversificación más acusadas, con variantes de muchas formas y propiedades que cubren el calendario anual. Nada que ver, ya, con aquellas dos formas básicas, el tomate convencional y el tomatillo, que los colonizadores descubrieron en el imperio azteca y trajeron, en la primera forma, hacia el Mediterráneo, sobre todo a Italia.
de ensalada
1 pepino
Pepino
Fruto de la planta herbácea originaria del sur de Asia que ya se cultivaba en la India hace 3.000 años, antes de que los egipcios la hicieran una de sus verduras preferidas y que griegos y romanos lo trajeran a Occidente. Pariente de calabazas y melones, es diurético y depurativo, por lo tanto, ideal para el consumo veraniego. Con variedades que van de las cortas y gruesas (la 'española') a las largas y delgadas (la 'holandesa' ), suele consumirse crudo, cortado y en ensalada, o rallado y combinado con otros ingredientes, en platos como el 'tzatziki' griego o el gazpacho.
150 g de mezcla de lechugas o de lechuga romana
1 limón
Limón
Originario de la Asia más lejana e introducido en la península Ibérica por los árabes en el siglo XI, después de haberlo aclimatado al Mediterráneo, el limón no accedió a la cocina hasta muy entrado el siglo XV, para sustituir el agraz (zumo de uva verde) en muchos preparados. A partir de aquí, su expansión lo llevó hasta el contintento americano, con Colón, en su segundo viaje. Con variedades de medida y acidez variables, el limón tiene buena parte de los aromas y los aceites esenciales concentrados en las pequeñas ampollas de su coloreada piel, en contraste con la aspereza que suele conferir la pulpa. De ahí que muchas recetas gastronómicas prefieran esta piel delgada (el 'zeste', como la llaman los franceses) y no el zumo, destinado preferentemente a tareas de maceración. Por otro lado, una opción interesante y a la vez emergente, aunque poco conocida, es la de los limones confitados con sal, que nos llegan de la cultura norteafricana.
1 manojo de perejil
Perejil
Considerado por los griegos un potente protector contra los venenos —como el ajo y, quizás en el origen, el popular ajo y perejil—, lo popularizó Carlomagno, que ordenó plantarlo en todos sus dominios. No sin tener que vencer los recelos de los que lo consideraban peligroso por los efectos que, decían, podía provocar su mal uso, entre los cuales había la supuesta capacidad abortiva. Un hecho que no ha impedido incorporarlo de manera masiva en platos como el 'tabulé' libanés. A pesar de permitir la congelación directa, sin necesidad de escaldado, su piel fina le hace perder firmeza y presencia, limitando el uso a las cocciones. Por suerte, se conserva fácilmente en un jarrón. O en la nevera, dentro de una bolsa agujereada y manteniendo la humedad. Actualmente, la variedad rizada, menos sabrosa, desplaza la tradicional en las presentaciones.
un puñado de pasas
aceite de oliva
Oliva
Fruto del olivo, que, hasta que se inventó el deshuesador, estaba condenado a convertirse en aceite o a ser un aperitivo. Desde entonces, sin embargo, pudo entrar en la cocina como un ingrediente más, incluso con derecho a cocción. Y también enriquecer el abanico de productos conservados, gracias al relleno. El primero y más tradicional, el de la anchoa, pero hoy con un número interesante de variantes, como el pimiento.
virgen extra
sal

Ingredientes

300 g de bulgur
Bulgur
Las legumbres y los cereales son una buena fuente de nutrientes para nuestro organismo. Uno de estos cereales preparados es el bulgur, un alimento elaborado a base de granos de trigo sometidos a un tratamiento intenso de vapor a presión, hasta que se obtiene un producto viscoso, parcialmente gelatinizado, que después se seca y adquiere una forma granular, parecida al arroz, pero que tiene un tamaño más pequeño. Se trata de un producto muy popular en las cocinas del Próximo Oriente, puesto que el bulgur es el elemento imprescindible para elaborar un buen tabulé, un plato muy sencillo pero de otra calidad gastronómica. También se puede encontrar bulgur elaborado con alforfón, un pseudocereal que no contiene gluten. Remojadlo con agua fría y ponedlo en ensaladas, vegetales o como guarnición. También hay quien lo pone a hervir sin remojarlo, con el doble de agua, 10 min, pero no es lo mismo, porque pierde esa textura crujiente que tanto gusta a los libaneses y a todos los habitantes del Próximo Oriente en general.
400 ml de caldo de pollo
Pollo
Hoy, que generalmente compramos el pollo descuartizado, incluso separado en pechos y muslos, y empaquetado en bandejas de plástico, nos tendríamos que acostumbrar a retirarlo al llegar a casa y dejarlo reposar en la nevera para rebajar su grado de humedad. También a retirarlo media hora antes de cocerlo, dejándolo a temperatura ambiente. A la brasa, espolovorearlo con hierbas sólo sirve para se quemen y se carbonicen: más vale macerarlo antes.
o agua
1 tomate
Tomate
Uno de los frutos que últimamente están sufriendo una evolución y una diversificación más acusadas, con variantes de muchas formas y propiedades que cubren el calendario anual. Nada que ver, ya, con aquellas dos formas básicas, el tomate convencional y el tomatillo, que los colonizadores descubrieron en el imperio azteca y trajeron, en la primera forma, hacia el Mediterráneo, sobre todo a Italia.
de ensalada
1 pepino
Pepino
Fruto de la planta herbácea originaria del sur de Asia que ya se cultivaba en la India hace 3.000 años, antes de que los egipcios la hicieran una de sus verduras preferidas y que griegos y romanos lo trajeran a Occidente. Pariente de calabazas y melones, es diurético y depurativo, por lo tanto, ideal para el consumo veraniego. Con variedades que van de las cortas y gruesas (la 'española') a las largas y delgadas (la 'holandesa' ), suele consumirse crudo, cortado y en ensalada, o rallado y combinado con otros ingredientes, en platos como el 'tzatziki' griego o el gazpacho.
150 g de mezcla de lechugas o de lechuga romana
1 limón
Limón
Originario de la Asia más lejana e introducido en la península Ibérica por los árabes en el siglo XI, después de haberlo aclimatado al Mediterráneo, el limón no accedió a la cocina hasta muy entrado el siglo XV, para sustituir el agraz (zumo de uva verde) en muchos preparados. A partir de aquí, su expansión lo llevó hasta el contintento americano, con Colón, en su segundo viaje. Con variedades de medida y acidez variables, el limón tiene buena parte de los aromas y los aceites esenciales concentrados en las pequeñas ampollas de su coloreada piel, en contraste con la aspereza que suele conferir la pulpa. De ahí que muchas recetas gastronómicas prefieran esta piel delgada (el 'zeste', como la llaman los franceses) y no el zumo, destinado preferentemente a tareas de maceración. Por otro lado, una opción interesante y a la vez emergente, aunque poco conocida, es la de los limones confitados con sal, que nos llegan de la cultura norteafricana.
1 manojo de perejil
Perejil
Considerado por los griegos un potente protector contra los venenos —como el ajo y, quizás en el origen, el popular ajo y perejil—, lo popularizó Carlomagno, que ordenó plantarlo en todos sus dominios. No sin tener que vencer los recelos de los que lo consideraban peligroso por los efectos que, decían, podía provocar su mal uso, entre los cuales había la supuesta capacidad abortiva. Un hecho que no ha impedido incorporarlo de manera masiva en platos como el 'tabulé' libanés. A pesar de permitir la congelación directa, sin necesidad de escaldado, su piel fina le hace perder firmeza y presencia, limitando el uso a las cocciones. Por suerte, se conserva fácilmente en un jarrón. O en la nevera, dentro de una bolsa agujereada y manteniendo la humedad. Actualmente, la variedad rizada, menos sabrosa, desplaza la tradicional en las presentaciones.
un puñado de pasas
aceite de oliva
Oliva
Fruto del olivo, que, hasta que se inventó el deshuesador, estaba condenado a convertirse en aceite o a ser un aperitivo. Desde entonces, sin embargo, pudo entrar en la cocina como un ingrediente más, incluso con derecho a cocción. Y también enriquecer el abanico de productos conservados, gracias al relleno. El primero y más tradicional, el de la anchoa, pero hoy con un número interesante de variantes, como el pimiento.
virgen extra
sal

Preparación

Pedir ayuda a un adulto para hervir el caldo o el agua en una cazuela. Cuando empiece a hervir, poner el bulgur y cocerlo a fuego lento hasta que haya absorbido todo el caldo. No tardará más de 10 minutos.
Extenderlo en una bandeja para que se enfríe. De todas maneras, mirar el paquete, porque a veces es bulgur precocido y entonces solo se tiene que hidratar con agua hirviendo.
Lavar el tomate y cortarlo pequeño. Si el pepino es tierno, no hará falta pelarlo. Si es muy grande, mejor pelarlo, retirar las semillas y cortarlo pequeño.
Mezclar el bulgur con el tomate, el pepino y las pasas.
Rallar la piel del limón, muy fina y sin la parte blanca. Hacer zumo con la mitad del limón y mezclarlo con el triple de aceite de oliva y sal.
Cortar el perejil y añadirlo a la vinagreta.
Aliñar el bulgur con esta mezcla y guardarlo en la nevera hasta el momento de servirlo.

El consejo

El bulgur es el grano de trigo tierno roto, muy habitual en los países árabes. Si no se encuentra, en esta receta se puede sustituir por cuscús. Y, por supuesto, se puede aliñar con todo aquello que os apetezca. Queda buenísimo si se añade un poquito de menta o de cilantro bien picados.