1. Untar toda la superficie del molde con la mantequilla, poner la harina y quitar la que sobre, que sea una capa fina.
2. Mezclar el requesón de oveja, las yemas, el almidón y la leche en polvo con un batidor hasta que quede una crema fina y homogénea.
3. Montar las claras a punto de nieve e ir añadiendo el azúcar. Incorporar este merengue a la crema de queso, primero una tercera parte, mezclándolo delicadamente con una espátula, y después el resto. Cuando esté casi cocida, poner los dados de queso y volver a poner al horno 3 min más. Dejar reposar.
4. Preparar los fresones, lavar y poner en un bol de acero inoxidable con el azúcar. Tapar con film y poner a cocer al baño maría 1 h. Con el calor, los fresones soltarán todo el zumo y quedará un líquido brillante y transparente. A continuación, colar los fresones y dejar enfriar la infusión.
5. Incorporar las otras frutas (limpias y bien secas) a la infusión ya fría.
6. Poner un corte de pastel en un plato sopero grande. Alrededor, la infusión de fresas con las otras frutas encima. Y terminar con unas hojas de menta (o bien pétalos de flores comestibles, como por ejemplo pensamientos o rosas), que le darán un toque aromático.