Pastel de té matcha, coco y lemon curd

Por Gemma Clofent

Tipo de plato Postres

Dificultad Media

Vegetariana Sin
lactosa

Ingredientes

Para el bizcocho:

3 huevos
100 g de harina
Harina
Producto resultante de la molienda de varios cereales o vegetales ricos en almidón, pero que, en Europa y a base de cultura, ha acabado siendo sinónimo de la molienda de un trigo al que se le han retirado el salvado y el embrión para hacerlo más digestible. Las otras harinas existentes suelen traer adjetivos o complementos para poderlas identificar. Con varias calidades, dependiendo del tipo de trigo, del tratamiento y, sobre todo, de la proporción de gluten que tenga, solemos diferenciar entre la harina de repostería, con poco gluten y, por lo tanto, poco panificable, y la harina panadera, que, precisamente gracias a tener más gluten, acepta la fermentación manteniendo prisionero, de manera espontánea, el gas generado. Son harinas especializadas que orientan a los consumidores después de muchos años de harinas indiferenciadas y que, teóricamente, servían para todo.
10 g de té matcha
100 g de azúcar
ralladura de lima
Lima
Llegó a la península Ibérica y al norte de África desde Oriente Próximo durante la Edad Media. Hay diversas variedades: la amarga o agria ('Citrus aurantifolia'), conocida como limón mexicano; la ácida ('Citrus latifolia'), que se conoce como la lima o limón de Tahití o lima persa, y la dulce ('Citrus limetta'). Se cultivan en zonas templadas y en zonas tropicales y subtropicales de todo el mundo. El sabor va en función de la variedad, más ácidas o más dulces. Se tienen que escoger piezas que pesen y que tengan la piel firme, brillante, de color verde intenso y sin manchas ni cortes. No se tienen que coger blandas o que presenten una forma desecada o poco pesada, síntoma de envejecimiento. Se usan para los mismos usos que los limones: para aliñar platos, ensaladas, bebidas, postres y combinados, pero también para hacer recetas de cocina tropical, como el ceviche peruano. Por su frescura y alegría en la nariz, es ideal para helados, sorbetes y granizados, y da un toque de alegría a los postres y los combinados de fruta. Se pueden elaborar conservas, como mermeladas, confituras, jaleas, 'chutneys' o compotas.

Para el almíbar:

100 ml de agua
100 g de azúcar
gotas de zumo de limón
Limón
Originario de la Asia más lejana e introducido en la península Ibérica por los árabes en el siglo XI, después de haberlo aclimatado al Mediterráneo, el limón no accedió a la cocina hasta muy entrado el siglo XV, para sustituir el agraz (zumo de uva verde) en muchos preparados. A partir de aquí, su expansión lo llevó hasta el contintento americano, con Colón, en su segundo viaje. Con variedades de medida y acidez variables, el limón tiene buena parte de los aromas y los aceites esenciales concentrados en las pequeñas ampollas de su coloreada piel, en contraste con la aspereza que suele conferir la pulpa. De ahí que muchas recetas gastronómicas prefieran esta piel delgada (el 'zeste', como la llaman los franceses) y no el zumo, destinado preferentemente a tareas de maceración. Por otro lado, una opción interesante y a la vez emergente, aunque poco conocida, es la de los limones confitados con sal, que nos llegan de la cultura norteafricana.
un chorro de limoncello

Para el relleno:

400 g de lemon curd
Lemon curd
¿Cuántas veces buscamos una salsa sencilla, pero no simple? ¿A la vez aromática, para acompañar un yogur o un queso fresco, o la vez cremosa, para poner encima de un bizcocho? Aquí la tenéis, la lemon curd, una deliciosa crema inglesa de limón que es tan versátil como para comerla sola o acompañada de unas tostadas de pan de cereales. ¿La queréis hacer en casa? Preparad 250 g de azúcar, 75 g de mantequilla, el zumo de 3-4 limones, la ralladura de 2 limones, y 3-4 huevos desleídos. Poned los ingredientes en un cazo al baño maría, a fuego suave, e idlos removiendo hasta que la mezcla quede espesa. Veréis, mientras vais haciéndola, qué aroma que emana por la cocina. Ponedla en botes de confitura escaldados con agua hirviendo y tapadlos. Os durará muy bien quince días. La podéis degustar con panes, brioches, cocas, yogures, quesos frescos…
75 g de coco rallado
10 g de té matcha

Pastel de té matcha, coco y lemon curd Gemma Clofent

Ingredientes

Para el bizcocho:

3 huevos
100 g de harina
Harina
Producto resultante de la molienda de varios cereales o vegetales ricos en almidón, pero que, en Europa y a base de cultura, ha acabado siendo sinónimo de la molienda de un trigo al que se le han retirado el salvado y el embrión para hacerlo más digestible. Las otras harinas existentes suelen traer adjetivos o complementos para poderlas identificar. Con varias calidades, dependiendo del tipo de trigo, del tratamiento y, sobre todo, de la proporción de gluten que tenga, solemos diferenciar entre la harina de repostería, con poco gluten y, por lo tanto, poco panificable, y la harina panadera, que, precisamente gracias a tener más gluten, acepta la fermentación manteniendo prisionero, de manera espontánea, el gas generado. Son harinas especializadas que orientan a los consumidores después de muchos años de harinas indiferenciadas y que, teóricamente, servían para todo.
10 g de té matcha
100 g de azúcar
ralladura de lima
Lima
Llegó a la península Ibérica y al norte de África desde Oriente Próximo durante la Edad Media. Hay diversas variedades: la amarga o agria ('Citrus aurantifolia'), conocida como limón mexicano; la ácida ('Citrus latifolia'), que se conoce como la lima o limón de Tahití o lima persa, y la dulce ('Citrus limetta'). Se cultivan en zonas templadas y en zonas tropicales y subtropicales de todo el mundo. El sabor va en función de la variedad, más ácidas o más dulces. Se tienen que escoger piezas que pesen y que tengan la piel firme, brillante, de color verde intenso y sin manchas ni cortes. No se tienen que coger blandas o que presenten una forma desecada o poco pesada, síntoma de envejecimiento. Se usan para los mismos usos que los limones: para aliñar platos, ensaladas, bebidas, postres y combinados, pero también para hacer recetas de cocina tropical, como el ceviche peruano. Por su frescura y alegría en la nariz, es ideal para helados, sorbetes y granizados, y da un toque de alegría a los postres y los combinados de fruta. Se pueden elaborar conservas, como mermeladas, confituras, jaleas, 'chutneys' o compotas.

Para el almíbar:

100 ml de agua
100 g de azúcar
gotas de zumo de limón
Limón
Originario de la Asia más lejana e introducido en la península Ibérica por los árabes en el siglo XI, después de haberlo aclimatado al Mediterráneo, el limón no accedió a la cocina hasta muy entrado el siglo XV, para sustituir el agraz (zumo de uva verde) en muchos preparados. A partir de aquí, su expansión lo llevó hasta el contintento americano, con Colón, en su segundo viaje. Con variedades de medida y acidez variables, el limón tiene buena parte de los aromas y los aceites esenciales concentrados en las pequeñas ampollas de su coloreada piel, en contraste con la aspereza que suele conferir la pulpa. De ahí que muchas recetas gastronómicas prefieran esta piel delgada (el 'zeste', como la llaman los franceses) y no el zumo, destinado preferentemente a tareas de maceración. Por otro lado, una opción interesante y a la vez emergente, aunque poco conocida, es la de los limones confitados con sal, que nos llegan de la cultura norteafricana.
un chorro de limoncello

Para el relleno:

400 g de lemon curd
Lemon curd
¿Cuántas veces buscamos una salsa sencilla, pero no simple? ¿A la vez aromática, para acompañar un yogur o un queso fresco, o la vez cremosa, para poner encima de un bizcocho? Aquí la tenéis, la lemon curd, una deliciosa crema inglesa de limón que es tan versátil como para comerla sola o acompañada de unas tostadas de pan de cereales. ¿La queréis hacer en casa? Preparad 250 g de azúcar, 75 g de mantequilla, el zumo de 3-4 limones, la ralladura de 2 limones, y 3-4 huevos desleídos. Poned los ingredientes en un cazo al baño maría, a fuego suave, e idlos removiendo hasta que la mezcla quede espesa. Veréis, mientras vais haciéndola, qué aroma que emana por la cocina. Ponedla en botes de confitura escaldados con agua hirviendo y tapadlos. Os durará muy bien quince días. La podéis degustar con panes, brioches, cocas, yogures, quesos frescos…
75 g de coco rallado
10 g de té matcha

Pastel de té matcha, coco y lemon curd Gemma Clofent

Preparación

Para el bizcocho: separar las yemas de las claras. Batir las yemas con el azúcar hasta que doblen el volumen. Montar las claras y añadirlas suavemente a las yemas.
Añadir la harina tamizada, el té matcha y la ralladura de lima.
Verterlo dentro de un molde untado con mantequilla y harina y cocerlo 25 minutos a 180 ºC. Dejarlo enfriar y cortarlo longitudinalmente en tres discos.
Para el almíbar: cocer el agua, el azúcar y unas gotas de limón durante 5 minutos. Fuera del fuego, añadir un chorro de licor.
Montaje: mojar con almíbar un primer piso de bizcocho. Esparcir 100 g de lemon curd y cubrirlo con un segundo piso de bizcocho. Mojarlo con almíbar y cubrirlo con 100 g de lemon curd. Cubrirlo con el tercer piso de bizcocho y mojarlo con el resto de almíbar.
Mezclar el resto de lemon curd con el coco rallado y el té matcha.
Cubrir todo el pastel dejando que caiga por los lados hasta que queden todas las paredes muy cubiertas. Alisar bien la parte superior y decorarlo con coco rallado.