Brochetas de cordero al estilo marroquí con hummus de lentejas y salsa de yogur

Por Jani Paasikoski

Cocina tradicional de fusión

Tipo de plato Segundos

Dificultad Baja

Raciones 4

Rápida y sencilla Sin
gluten

Ingredientes

600 g de carne de pierna de cordero
1 cucharadita de comino molido
1 cucharadita de pimienton rojo dulce
1 cucharadita de cúrcuma
Cúrcuma
Rizoma de una planta que recuerda a nuestras cañas y que es originaria de Indonesia, la cúrcuma está emparentada con el jengibre, a cuyo sabor recuerda.

Fue bautizada como 'cúrcuma' por los españoles a partir de la palabra árabe que designa el azafrán, puesto que su color, una vez molida, lo recuerda. Hasta el extremo de ser conocida como 'azafrán de la India' y que se hayan descubierto falsificaciones de azafrán en polvo hechas con cúrcuma cocida, deshidratada y molida, el proceso habitual de fabricación de esta especia.

De sabor un poco más amargo, la especia ve esta propiedad potenciada en la cocción, hecho que recomienda la prudencia en su uso, puesto que, además, tiende a ennegrecerse.

Básicamente empleada para dar color, es, por ejemplo, la responsable del color de la mostaza norteamericana y un elemento imprescindible del curri y el 'chutney'.
1 cucharadita de jengibre molido
4 filamentos de azafrán
2 ramitas de cilantro
Cilantro
También conocido como coriandro, culantro o dania, el 'Coriandrum sativum' es una hierba aromática emparentada con el perejil, el apio y la zanahoria. De uso muy generalizado en varias cocinas, ha llegado a la nuestra desde la norteafricana, región de la cual parece que la planta es originaria. De hecho, a simple vista se suele confundir con el perejil, pese al sabor absolutamente diferente que tienen sus hojas, ingrediente fundamental de muchos platos, que van desde los 'chutney' ingleses hasta el guacamole mexicano. De esencia frágil, el cilantro reclama ser consumido siempre crudo, puesto que la cocción destruye completamente sus principios aromáticos y de sabor, como también reclama un consumo rápido una vez cosechado, puesto que se mustia rápidamente. Sus frutos, pequeños y redondos, también se usan, una vez molidos, como especia.
3 limones
3 dientes de ajo
400 g de lentejas
Lentejas
Legumbre relativamente marginada en nuestra cocina habitual, a pesar de la amplísima difusión que tiene en el Asia central, de donde parece ser originaria, y el Próximo Oriente. En la India, por ejemplo, donde recibe el nombre genérico de 'dhal', se cultiva en variedades de varios colores y tamaño menor, y se vende entera o ya sin la piel. Lo más tradicional es cocinar las lentejas con arroz, constituyendo una combinación perfecta de aminoácidos y, por lo tanto, un plato absolutamente recomendable, que en el País Valenciano también se practica habitualmente. Hay dos tipos de lentejas, una pequeña y de cocción más corta y una más gorda, la tradicional de nuestros lares, y las dos tienen una ventaja sobre el resto de legumbres: no hay que ponerlas en remojo y se pueden poner a cocer directamente, evitando, empero, la cocción excesiva, que las convierte en puré; una opción que permite la confección de variantes, como cremas o croquetas.
caviar Aranca
2 cucharadas de tahina
Tahina
Muy apreciadas por el sabor y la aportación de nutrientes como el calcio o el hierro, podemos hacer galletas con ellas, añadirlas al pan, ponerlas en las ensaladas, en los yogures o hacer un rebozado, con marisco o carne. Tenemos la posibilidad de encontrar el sésamo transformado en sal de sésamo, el gomasio, o en pasta, la tahina. Denominada también tahini o tahín, es una pasta elaborada con las semillas. Muy fácil de preparar, aporta un sabor agradable a un gran número de preparaciones, como el hummus o el 'baba ghanoush'. Originario de Oriente Medio, la tahina es un alimento muy antiguo, que se hace moliendo las semillas de sésamo ligeramente tostadas, emulsionándolas con aceite de sésamo y agua, hasta obtener una pasta cremosa y sabrosa. Aporta a nuestro organismo muchas grasas insaturadas.
200 ml de yogur natural
2 ramitas de menta
Menta
Por la fragancia, por el sabor que desprende en los guisos, por la frescura del aroma, etc., podéis encontrarla en todo tipo de preparaciones: en mojitos, combinada con chocolate negro —un maridaje espectacular—, en aceite para aliñar unas habitas peladas o poniendo una rama en los guisantes ahogados con jamón salado para refrescarlos. También casa con una paletilla de cordero asada con una salsa hecha con el jugo de la bandeja, mostaza antigua y hojas de menta; o sencillamente las hojas de menta pasadas por pasta de tempura y fritas. Existen muchas variedades de menta, cada una con propiedades diferentes. Cuando hay en abundancia, cerca del verano, se pueden guardar las ramas en un vaso con agua, pero también se pueden congelar o secar.
sal
pimienta negra
Pimienta negra
Fruto del pimentero, que, justo cuando empieza la maduración, se cosecha y se pone a secar, lo que provoca el oscurecimiento y el arrugado característico de la piel. Una piel que, en el caso de la pimienta blanca, menos picante, puesto que se cosecha más madura, se elimina por remojo en salmuera, antes de secarla. Originaria de la India y consumida desde tiempos inmemoriales, fue la moneda de cambio con la que los romanos pagaban (de ahí la frase 'pagar en especie') los tributos a los pueblos bárbaros que los amenazaban. Disponible tanto en grano entero como molida, es recomendable recurrir al primero, si el consumo no es relativamente rápido (un par de meses), puesto que la pimienta molida pierde rápidamente gran parte del aroma y el sabor. Un efecto que también produce la cocción, cuando supera la hora y media. De ahí que siempre se aconseje echar la pimienta a los platos hacia el final del proceso.
aceite de oliva
Oliva
Fruto del olivo, que, hasta que se inventó el deshuesador, estaba condenado a convertirse en aceite o a ser un aperitivo. Desde entonces, sin embargo, pudo entrar en la cocina como un ingrediente más, incluso con derecho a cocción. Y también enriquecer el abanico de productos conservados, gracias al relleno. El primero y más tradicional, el de la anchoa, pero hoy con un número interesante de variantes, como el pimiento.
virgen extra

Brochetas de cordero al estilo marroquí con hummus de lentejas y salsa de yogur AJJ Estudi

Ingredientes

600 g de carne de pierna de cordero
1 cucharadita de comino molido
1 cucharadita de pimienton rojo dulce
1 cucharadita de cúrcuma
Cúrcuma
Rizoma de una planta que recuerda a nuestras cañas y que es originaria de Indonesia, la cúrcuma está emparentada con el jengibre, a cuyo sabor recuerda.

Fue bautizada como 'cúrcuma' por los españoles a partir de la palabra árabe que designa el azafrán, puesto que su color, una vez molida, lo recuerda. Hasta el extremo de ser conocida como 'azafrán de la India' y que se hayan descubierto falsificaciones de azafrán en polvo hechas con cúrcuma cocida, deshidratada y molida, el proceso habitual de fabricación de esta especia.

De sabor un poco más amargo, la especia ve esta propiedad potenciada en la cocción, hecho que recomienda la prudencia en su uso, puesto que, además, tiende a ennegrecerse.

Básicamente empleada para dar color, es, por ejemplo, la responsable del color de la mostaza norteamericana y un elemento imprescindible del curri y el 'chutney'.
1 cucharadita de jengibre molido
4 filamentos de azafrán
2 ramitas de cilantro
Cilantro
También conocido como coriandro, culantro o dania, el 'Coriandrum sativum' es una hierba aromática emparentada con el perejil, el apio y la zanahoria. De uso muy generalizado en varias cocinas, ha llegado a la nuestra desde la norteafricana, región de la cual parece que la planta es originaria. De hecho, a simple vista se suele confundir con el perejil, pese al sabor absolutamente diferente que tienen sus hojas, ingrediente fundamental de muchos platos, que van desde los 'chutney' ingleses hasta el guacamole mexicano. De esencia frágil, el cilantro reclama ser consumido siempre crudo, puesto que la cocción destruye completamente sus principios aromáticos y de sabor, como también reclama un consumo rápido una vez cosechado, puesto que se mustia rápidamente. Sus frutos, pequeños y redondos, también se usan, una vez molidos, como especia.
3 limones
3 dientes de ajo
400 g de lentejas
Lentejas
Legumbre relativamente marginada en nuestra cocina habitual, a pesar de la amplísima difusión que tiene en el Asia central, de donde parece ser originaria, y el Próximo Oriente. En la India, por ejemplo, donde recibe el nombre genérico de 'dhal', se cultiva en variedades de varios colores y tamaño menor, y se vende entera o ya sin la piel. Lo más tradicional es cocinar las lentejas con arroz, constituyendo una combinación perfecta de aminoácidos y, por lo tanto, un plato absolutamente recomendable, que en el País Valenciano también se practica habitualmente. Hay dos tipos de lentejas, una pequeña y de cocción más corta y una más gorda, la tradicional de nuestros lares, y las dos tienen una ventaja sobre el resto de legumbres: no hay que ponerlas en remojo y se pueden poner a cocer directamente, evitando, empero, la cocción excesiva, que las convierte en puré; una opción que permite la confección de variantes, como cremas o croquetas.
caviar Aranca
2 cucharadas de tahina
Tahina
Muy apreciadas por el sabor y la aportación de nutrientes como el calcio o el hierro, podemos hacer galletas con ellas, añadirlas al pan, ponerlas en las ensaladas, en los yogures o hacer un rebozado, con marisco o carne. Tenemos la posibilidad de encontrar el sésamo transformado en sal de sésamo, el gomasio, o en pasta, la tahina. Denominada también tahini o tahín, es una pasta elaborada con las semillas. Muy fácil de preparar, aporta un sabor agradable a un gran número de preparaciones, como el hummus o el 'baba ghanoush'. Originario de Oriente Medio, la tahina es un alimento muy antiguo, que se hace moliendo las semillas de sésamo ligeramente tostadas, emulsionándolas con aceite de sésamo y agua, hasta obtener una pasta cremosa y sabrosa. Aporta a nuestro organismo muchas grasas insaturadas.
200 ml de yogur natural
2 ramitas de menta
Menta
Por la fragancia, por el sabor que desprende en los guisos, por la frescura del aroma, etc., podéis encontrarla en todo tipo de preparaciones: en mojitos, combinada con chocolate negro —un maridaje espectacular—, en aceite para aliñar unas habitas peladas o poniendo una rama en los guisantes ahogados con jamón salado para refrescarlos. También casa con una paletilla de cordero asada con una salsa hecha con el jugo de la bandeja, mostaza antigua y hojas de menta; o sencillamente las hojas de menta pasadas por pasta de tempura y fritas. Existen muchas variedades de menta, cada una con propiedades diferentes. Cuando hay en abundancia, cerca del verano, se pueden guardar las ramas en un vaso con agua, pero también se pueden congelar o secar.
sal
pimienta negra
Pimienta negra
Fruto del pimentero, que, justo cuando empieza la maduración, se cosecha y se pone a secar, lo que provoca el oscurecimiento y el arrugado característico de la piel. Una piel que, en el caso de la pimienta blanca, menos picante, puesto que se cosecha más madura, se elimina por remojo en salmuera, antes de secarla. Originaria de la India y consumida desde tiempos inmemoriales, fue la moneda de cambio con la que los romanos pagaban (de ahí la frase 'pagar en especie') los tributos a los pueblos bárbaros que los amenazaban. Disponible tanto en grano entero como molida, es recomendable recurrir al primero, si el consumo no es relativamente rápido (un par de meses), puesto que la pimienta molida pierde rápidamente gran parte del aroma y el sabor. Un efecto que también produce la cocción, cuando supera la hora y media. De ahí que siempre se aconseje echar la pimienta a los platos hacia el final del proceso.
aceite de oliva
Oliva
Fruto del olivo, que, hasta que se inventó el deshuesador, estaba condenado a convertirse en aceite o a ser un aperitivo. Desde entonces, sin embargo, pudo entrar en la cocina como un ingrediente más, incluso con derecho a cocción. Y también enriquecer el abanico de productos conservados, gracias al relleno. El primero y más tradicional, el de la anchoa, pero hoy con un número interesante de variantes, como el pimiento.
virgen extra

Brochetas de cordero al estilo marroquí con hummus de lentejas y salsa de yogur AJJ Estudi

Preparación

Picar al mortero el comino, la pimienta roja dulce, la cúrcuma, el azafrán, el jengibre y dos dientes de ajo. Añadir el zumo de dos limones y 100 ml de aceite de oliva. Añadir sal, pimienta negra acabada de moler y el cilantro picado.
Cortar la carne de la pierna de cordero en dados pequeños (también se puede pedir al carnicero que lo haga) y mezclarla con el marinado anterior. Dejarlo reposar en la nevera un mínimo de 24 horas.
Insertar la carne en brochetas y cocerlas en una sartén caliente con dos cucharadas de aceite, 3 minutos por cada lado.
Triturar las lentejas con el zumo de un limón, la tahina y un diente de ajo pelado, hasta obtener una textura bien cremosa y homogénea. Condimentarla con sal y pimienta negra acabada de moler.
Para la salsa: mezclar el yogur con el zumo de medio limón, las hojas de menta picadas, sal y pimienta negra acabada de moler.
Servir las brochetas de pierna de cordero acabadas de hacer encima del hummus de lentejas caliente y acompañarlo de dos cucharadas de salsa de yogur.