Polenta con sobrasada y miel

Por Food Photos / Cristina Rivarola

Tipo de plato Primeros

Dificultad Baja

Tiempo 20

Rápida y sencilla Sin
gluten Tradicional

Ingredientes

100 g de polenta
Polenta
Hecha inicialmente con sémola o harina de trigo (el 'pulmentum' de las legiones romanas) cocidas con agua y sal, ha originado preparados como nuestro farro o la fariña de los gauchos argentinos (hecho con mandioca). Italia, el país que ha hecho suyo el preparado, ofrece tres tipos: la 'gialla' (amarilla), a base de harina de maíz; la 'bianca', con harina de castaña, y la 'scura', con alforfón. Las tres se preparan hirviéndolas y removiéndolas con un bastón. Con más agua, si se quieren presentar como puré de cuchara, o con menos, si se quieren espesas, para poder cortar la masa resultante con un hilo y freír o cocer al horno los cortes para guarnición.
precocinada
500 ml de agua
25 g de mantequilla
Mantequilla
Resultado del malaxado (mezcla) de la crema de leche obtenida espontáneamente por reposo de la leche cruda o, en más cantidad y artificialmente, por centrifugado. El batido que hace el malaxado concentra más las gotitas de grasa presentes en la leche y cambia su estado, formando un producto sólido en frío, que mantiene entre un 14 y un 16% de agua, a pesar de haber perdido una gran parte.

Por eso, en la cocina, hay que dejar ablandar la mantequilla. O fundirla justo cuando se hace la cocción. De lo contrario, calentada entre 40 y 60 ºC, acaba separando esta agua y formando mantequilla clarificada (el 'ghee' de la cocina india), líquida y con menos tendencia a ranciarse.

Empleada en la cocina europea, como grasa de cocción y, además, como espesante y para untar pan, la crema de leche y la margarina han ido haciéndole sombra en estos usos culinarios.
100 g de sobrasada
Sobrasada
Típica de las islas Baleares, se hace con una mezcla de carne de cerdo (el negro mallorquín para las mejores) y 'xulla' (tocino blanco), picaduras y con pimentón abundante, pimienta negra y sal, que se embute en la tripa del cerdo, en el caso de las mejores, y deriva en varios productos finales (longaniza, rizada, cular, vejiga, 'bisbe' o 'poltrú'), que se someten a un proceso de fermentación y curado en secadoras para dejarlos a punto. La IGP concedida por la Unión Europea admite la tarrina, llena con sobrasada curada, de la cual se elimina la tripa o sucedáneo.
150 g de mozzarella
Mozzarella
Queso italiano de pasta blanda 'filata' (la cuajada reposa en el suero unas horas, lo que la hace maleable), históricamente hecho con leche de vaca en todo el sur de la península Italiana, pero que, en la Campaña, se hace con la de las búfalas de la región y bajo el amparo de una DOP. En forma de bolas de medidas y pesos diversos, la mozzarella se tenía que consumir no más allá del quinto día después de producirla. Un requisito que la tecnología ha atenuado, del mismo modo que ha permitido presentar versiones ahumadas del mismo queso. Consumida al natural con un poco de jamón o acompañada de tomate (la popular ensalada 'caprese'), la mozzarella es también un ingrediente imprescindible de pizzas, 'calzones' y otras preparaciones que pasan por el horno y que, gracias a su carácter 'filante', la deshacen e integran en el conjunto.
o queso de cabra
80 g de miel de romero
pipas
Pipas
Originarias del continente americano, llegan a Europa en el siglo XV con los españoles y para el consumo de sus semillas, pese al consumo, en origen, de otras partes de la planta, como los tallos y la base de la inflorescencia, similar a la alcachofa. Empleada básicamente como fuente de aceite, hoy tiene dos variedades. La creada en Rusia, de semillas más pequeñas y con más aceite, y la tradicional, de semillas más grandes y con destinos gastronómicos. Las peladas se presentan crudas o tostadas. Estas últimas, generalmente saladas. Con un alto porcentaje de potasio y grasas insaturadas, el consumo de pipas sin sal es aconsejable para los hipertensos. Hay que evitar, sin embargo, el contacto prolongado con el aire, que las vuelve rancias. Incorporadas a ensaladas o cremas de verduras, ofrecen un contrapunto de textura bastante agradable.
de girasol
aceite de oliva
Oliva
Fruto del olivo, que, hasta que se inventó el deshuesador, estaba condenado a convertirse en aceite o a ser un aperitivo. Desde entonces, sin embargo, pudo entrar en la cocina como un ingrediente más, incluso con derecho a cocción. Y también enriquecer el abanico de productos conservados, gracias al relleno. El primero y más tradicional, el de la anchoa, pero hoy con un número interesante de variantes, como el pimiento.
virgen extra
sal

Polenta con sobrasada y miel

Ingredientes

100 g de polenta
Polenta
Hecha inicialmente con sémola o harina de trigo (el 'pulmentum' de las legiones romanas) cocidas con agua y sal, ha originado preparados como nuestro farro o la fariña de los gauchos argentinos (hecho con mandioca). Italia, el país que ha hecho suyo el preparado, ofrece tres tipos: la 'gialla' (amarilla), a base de harina de maíz; la 'bianca', con harina de castaña, y la 'scura', con alforfón. Las tres se preparan hirviéndolas y removiéndolas con un bastón. Con más agua, si se quieren presentar como puré de cuchara, o con menos, si se quieren espesas, para poder cortar la masa resultante con un hilo y freír o cocer al horno los cortes para guarnición.
precocinada
500 ml de agua
25 g de mantequilla
Mantequilla
Resultado del malaxado (mezcla) de la crema de leche obtenida espontáneamente por reposo de la leche cruda o, en más cantidad y artificialmente, por centrifugado. El batido que hace el malaxado concentra más las gotitas de grasa presentes en la leche y cambia su estado, formando un producto sólido en frío, que mantiene entre un 14 y un 16% de agua, a pesar de haber perdido una gran parte.

Por eso, en la cocina, hay que dejar ablandar la mantequilla. O fundirla justo cuando se hace la cocción. De lo contrario, calentada entre 40 y 60 ºC, acaba separando esta agua y formando mantequilla clarificada (el 'ghee' de la cocina india), líquida y con menos tendencia a ranciarse.

Empleada en la cocina europea, como grasa de cocción y, además, como espesante y para untar pan, la crema de leche y la margarina han ido haciéndole sombra en estos usos culinarios.
100 g de sobrasada
Sobrasada
Típica de las islas Baleares, se hace con una mezcla de carne de cerdo (el negro mallorquín para las mejores) y 'xulla' (tocino blanco), picaduras y con pimentón abundante, pimienta negra y sal, que se embute en la tripa del cerdo, en el caso de las mejores, y deriva en varios productos finales (longaniza, rizada, cular, vejiga, 'bisbe' o 'poltrú'), que se someten a un proceso de fermentación y curado en secadoras para dejarlos a punto. La IGP concedida por la Unión Europea admite la tarrina, llena con sobrasada curada, de la cual se elimina la tripa o sucedáneo.
150 g de mozzarella
Mozzarella
Queso italiano de pasta blanda 'filata' (la cuajada reposa en el suero unas horas, lo que la hace maleable), históricamente hecho con leche de vaca en todo el sur de la península Italiana, pero que, en la Campaña, se hace con la de las búfalas de la región y bajo el amparo de una DOP. En forma de bolas de medidas y pesos diversos, la mozzarella se tenía que consumir no más allá del quinto día después de producirla. Un requisito que la tecnología ha atenuado, del mismo modo que ha permitido presentar versiones ahumadas del mismo queso. Consumida al natural con un poco de jamón o acompañada de tomate (la popular ensalada 'caprese'), la mozzarella es también un ingrediente imprescindible de pizzas, 'calzones' y otras preparaciones que pasan por el horno y que, gracias a su carácter 'filante', la deshacen e integran en el conjunto.
o queso de cabra
80 g de miel de romero
pipas
Pipas
Originarias del continente americano, llegan a Europa en el siglo XV con los españoles y para el consumo de sus semillas, pese al consumo, en origen, de otras partes de la planta, como los tallos y la base de la inflorescencia, similar a la alcachofa. Empleada básicamente como fuente de aceite, hoy tiene dos variedades. La creada en Rusia, de semillas más pequeñas y con más aceite, y la tradicional, de semillas más grandes y con destinos gastronómicos. Las peladas se presentan crudas o tostadas. Estas últimas, generalmente saladas. Con un alto porcentaje de potasio y grasas insaturadas, el consumo de pipas sin sal es aconsejable para los hipertensos. Hay que evitar, sin embargo, el contacto prolongado con el aire, que las vuelve rancias. Incorporadas a ensaladas o cremas de verduras, ofrecen un contrapunto de textura bastante agradable.
de girasol
aceite de oliva
Oliva
Fruto del olivo, que, hasta que se inventó el deshuesador, estaba condenado a convertirse en aceite o a ser un aperitivo. Desde entonces, sin embargo, pudo entrar en la cocina como un ingrediente más, incluso con derecho a cocción. Y también enriquecer el abanico de productos conservados, gracias al relleno. El primero y más tradicional, el de la anchoa, pero hoy con un número interesante de variantes, como el pimiento.
virgen extra
sal

Preparación

Poner el agua a hervir en un cazo y añadir la polenta, removiendo con una espátula. Bajar el fuego y cocerla 8 minutos, sin dejar de removerla. Añadir la mantequilla y poner sal al gusto.
Retirar la polenta del fuego y abocarla en una fuente rectangular untada con un poco de aceite. Mirar que quede un grueso de 1cm, aproximadamente. Dejarla enfriar y cortarla en redondas.
Calentar el horno a 180ºC y poner la polenta hasta que quede dorada. Añadir el queso y la sobrasada y volver a ponerla al horno, 3 minutos.
Antes de servirlo, poner la miel de romero sobre las rodajas de polenta y decorarlo con pipas de girasol.