Turrones de piñones con cabello de ángel y frutas confitadas

Por Remei Ribas

Tipo de plato Postres

Dificultad Media

Raciones 4

Vegetariana Sin
gluten Sin
lactosa

Ingredientes

400 g de almendras crudas trituradas
400 g de azúcar blanco
1 patata gorda
3 yemas de huevo
ralladura de piel de limón
Limón
Originario de la Asia más lejana e introducido en la península Ibérica por los árabes en el siglo XI, después de haberlo aclimatado al Mediterráneo, el limón no accedió a la cocina hasta muy entrado el siglo XV, para sustituir el agraz (zumo de uva verde) en muchos preparados. A partir de aquí, su expansión lo llevó hasta el contintento americano, con Colón, en su segundo viaje. Con variedades de medida y acidez variables, el limón tiene buena parte de los aromas y los aceites esenciales concentrados en las pequeñas ampollas de su coloreada piel, en contraste con la aspereza que suele conferir la pulpa. De ahí que muchas recetas gastronómicas prefieran esta piel delgada (el 'zeste', como la llaman los franceses) y no el zumo, destinado preferentemente a tareas de maceración. Por otro lado, una opción interesante y a la vez emergente, aunque poco conocida, es la de los limones confitados con sal, que nos llegan de la cultura norteafricana.
o una pizca de vainilla
fruta confitada (preferentemente cerezas rojas)
confitura de cabello de ángel
piñones
huevo batido
aceite

Turrones de piñones con cabello de ángel y frutas confitadas

400 g de almendras crudas trituradas
400 g de azúcar blanco
1 patata gorda
3 yemas de huevo
ralladura de piel de limón
Limón
Originario de la Asia más lejana e introducido en la península Ibérica por los árabes en el siglo XI, después de haberlo aclimatado al Mediterráneo, el limón no accedió a la cocina hasta muy entrado el siglo XV, para sustituir el agraz (zumo de uva verde) en muchos preparados. A partir de aquí, su expansión lo llevó hasta el contintento americano, con Colón, en su segundo viaje. Con variedades de medida y acidez variables, el limón tiene buena parte de los aromas y los aceites esenciales concentrados en las pequeñas ampollas de su coloreada piel, en contraste con la aspereza que suele conferir la pulpa. De ahí que muchas recetas gastronómicas prefieran esta piel delgada (el 'zeste', como la llaman los franceses) y no el zumo, destinado preferentemente a tareas de maceración. Por otro lado, una opción interesante y a la vez emergente, aunque poco conocida, es la de los limones confitados con sal, que nos llegan de la cultura norteafricana.
o una pizca de vainilla
fruta confitada (preferentemente cerezas rojas)
confitura de cabello de ángel
piñones
huevo batido
aceite

Pelar la patata y hervirla. Una vez escurrida pero todavía caliente, mezclarla con el azúcar. De este modo se acabará de deshacer.
Poner la almendra triturada junto con la patata y el azúcar. Añadir la yema de huevo. Trabajar la masa muy plana y rellenar el turrón con la confitura y las frutas. Tiene que quedar como una morcilla.
Pasarla por huevo batido junto con un poco de agua. Después, pasarlo todo por los piñones.
Untar una bandeja de horno con un poco de aceite. Poner los turrones uno por uno por separado y pintarlos un poco por encima con el pincel. Mantenerlos en el horno durante pocos minutos, hasta que los piñones se hayan dorado.