Pastel de queso en copa

Por Ada Parellada

Tipo de plato Postres

Dificultad Baja

Tiempo 20

Rápida y sencilla Vegetariana Con niños

Ingredientes

200 g de galletas tipo Digestive
150 g de mascarpone
Mascarpone
Queso fresco originario del norte de Italia que ha logrado una gran popularidad, gracias a su presencia en el tiramisú, del cual es un componente esencial. Inicialmente específico de los meses fríos, hoy ya se prepara durando todo el año, a partir de la crema de leche (denominada 'mascarpia' en la Lombardía), que se cuaja con ácido (generalmente cítrico o acético) y se trabaja a temperaturas de unos 90 ºC durante unos minutos, cosa que le da la textura cremosa característica, que lo hace ideal para untar o para usar en pastelería, y un sabor dulce también bastante peculiar y agradable. De ahí, también, que los italianos no lo consideren 'sensu stricto' un queso, sino un 'latticino', es decir, un producto derivado de la leche que hay que consumir con una cierta rapidez, vista la tendencia que tiene a ranciarse.
o de un queso tipo Philadelphia
50 g de azúcar en polvo (o azúcar normal)
100 ml de nata
Nata
A pesar de designar, en realidad, la materia grasa emulsionada (la crema) de la leche, que, al reposar, sube parcialmente a la superficie, el concepto 'nata' se suele asociar más con el resultado de montar esta crema en frío, a mano o a máquina, para incorporarle pequeñas burbujas de aire, que le dan esponjosidad. E incluso, a menudo, con el invento que hizo el mítico cocinero francés Vattel, batiéndola con azúcar en polvo y perfumándola con vainilla, para hacer lo que los franceses denominan 'chantilly'. A pesar de que, en 1931, Charlie Goetz empezó a experimentar con anhídrido carbónico y monóxido de nitrógeno para producirla de manera industrial e instantánea, no sería hasta 1948 que esta técnica sacó al mercado los primeros esprays de nata montada, que se han decantado por el segundo tipo de gas, puesto que el primero acidificaba ligeramente el resultado.
líquida
200 g de fresas
Fresa
Infrutescencia de la planta 'Fragaria vesca', originaria de todo el hemisferio norte, pero ausente de la región mediterránea por las condiciones de temperatura y humedad. Hasta el siglo XVI, se consumía recolectándola de la naturaleza; entonces se empezó a hibridarla con otras variedades, originando el fresón, que, desde el siglo XVIII, acapara casi todo el mercado. Con la estructura que resulta del engorde de la base de la flor (las semillas son los granos negros de la superficie) al acumular agua, la fresa es una fruta muy frágil que, además, no se tiene que someter nunca a remojado, sino que se tiene que acortar el lavado al máximo.

Consumida cruda para poder disfrutar de todo su aroma y sabor, la fresa combina bien con los cítricos, que, además, ayudan a mantener su color. Naturalmente, el chocolate es otro de sus complementos perfectos.
100 g de mermelada
Mermelada
Generalmente sinónimo de 'confitura' (a pesar de que algunos reservamos este nombre para la cocción de fruta confitada y sin triturar), la mermelada es el resultado de la cocción de una fruta cualquiera trinchada con azúcar. De hecho, empero, el nombre deriva de la que los portugueses preparaban con el membrillo (nuestro codoñate), denominado, allí, 'marmelo'.

La proporción de fruta y azúcar, situada en el 50% de cada uno en peso, se puede ajustar, gracias a la pectina, un azúcar complejo que, al reaccionar con los ácidos de la fruta, forma moléculas gigantes responsables del espesamiento. Un componente que no todas las frutas tienen en la misma proporción y que, en el caso de ciertas mermeladas, como la de fresa, reclaman que se le incorpore, ya sea con la pectina pura o con otra fruta que tenga mucha (manzana, por ejemplo) y zumo de limón, para aportar ácido.
de fresa

Ingredientes

200 g de galletas tipo Digestive
150 g de mascarpone
Mascarpone
Queso fresco originario del norte de Italia que ha logrado una gran popularidad, gracias a su presencia en el tiramisú, del cual es un componente esencial. Inicialmente específico de los meses fríos, hoy ya se prepara durando todo el año, a partir de la crema de leche (denominada 'mascarpia' en la Lombardía), que se cuaja con ácido (generalmente cítrico o acético) y se trabaja a temperaturas de unos 90 ºC durante unos minutos, cosa que le da la textura cremosa característica, que lo hace ideal para untar o para usar en pastelería, y un sabor dulce también bastante peculiar y agradable. De ahí, también, que los italianos no lo consideren 'sensu stricto' un queso, sino un 'latticino', es decir, un producto derivado de la leche que hay que consumir con una cierta rapidez, vista la tendencia que tiene a ranciarse.
o de un queso tipo Philadelphia
50 g de azúcar en polvo (o azúcar normal)
100 ml de nata
Nata
A pesar de designar, en realidad, la materia grasa emulsionada (la crema) de la leche, que, al reposar, sube parcialmente a la superficie, el concepto 'nata' se suele asociar más con el resultado de montar esta crema en frío, a mano o a máquina, para incorporarle pequeñas burbujas de aire, que le dan esponjosidad. E incluso, a menudo, con el invento que hizo el mítico cocinero francés Vattel, batiéndola con azúcar en polvo y perfumándola con vainilla, para hacer lo que los franceses denominan 'chantilly'. A pesar de que, en 1931, Charlie Goetz empezó a experimentar con anhídrido carbónico y monóxido de nitrógeno para producirla de manera industrial e instantánea, no sería hasta 1948 que esta técnica sacó al mercado los primeros esprays de nata montada, que se han decantado por el segundo tipo de gas, puesto que el primero acidificaba ligeramente el resultado.
líquida
200 g de fresas
Fresa
Infrutescencia de la planta 'Fragaria vesca', originaria de todo el hemisferio norte, pero ausente de la región mediterránea por las condiciones de temperatura y humedad. Hasta el siglo XVI, se consumía recolectándola de la naturaleza; entonces se empezó a hibridarla con otras variedades, originando el fresón, que, desde el siglo XVIII, acapara casi todo el mercado. Con la estructura que resulta del engorde de la base de la flor (las semillas son los granos negros de la superficie) al acumular agua, la fresa es una fruta muy frágil que, además, no se tiene que someter nunca a remojado, sino que se tiene que acortar el lavado al máximo.

Consumida cruda para poder disfrutar de todo su aroma y sabor, la fresa combina bien con los cítricos, que, además, ayudan a mantener su color. Naturalmente, el chocolate es otro de sus complementos perfectos.
100 g de mermelada
Mermelada
Generalmente sinónimo de 'confitura' (a pesar de que algunos reservamos este nombre para la cocción de fruta confitada y sin triturar), la mermelada es el resultado de la cocción de una fruta cualquiera trinchada con azúcar. De hecho, empero, el nombre deriva de la que los portugueses preparaban con el membrillo (nuestro codoñate), denominado, allí, 'marmelo'.

La proporción de fruta y azúcar, situada en el 50% de cada uno en peso, se puede ajustar, gracias a la pectina, un azúcar complejo que, al reaccionar con los ácidos de la fruta, forma moléculas gigantes responsables del espesamiento. Un componente que no todas las frutas tienen en la misma proporción y que, en el caso de ciertas mermeladas, como la de fresa, reclaman que se le incorpore, ya sea con la pectina pura o con otra fruta que tenga mucha (manzana, por ejemplo) y zumo de limón, para aportar ácido.
de fresa

Preparación

Batir el queso mascarpone o tipo Philadelphia con la nata líquida y el azúcar. Si no sabéis usar el túrmix, es mejor pedir ayuda a un adulto. Tiene que quedar una mezcla con una textura cremosa.
Aplastar la mitad de las fresas con un tenedor.
Poner las fresas aplastadas en la base de la copa. Encima, poner las galletas rotas.
Cortar el resto de fresas en dados y ponerlos sobre las galletas.
Continuarlo con la crema de queso.
Para acabar, solo quedará poner por encima la mermelada de fresa y ya estará listo para servir, bien frío.

El consejo

La fórmula para preparar una mermelada casera con cualquier fruta –excepto con sandía o melón, puesto que contienen mucha más agua y las cantidades varían– es muy sencilla. Solo hay que poner la mitad del peso de la fruta en azúcar y el zumo de un limón, y cocerlo a fuego medio durante 30 minutos.
Esta receta también queda buenísima si se hace con frutas del bosque. Se pueden poner moras, frambuesas, arándanos... ¡Quedarán unos postres deliciosos!