Ensalada de tomate, queso de cabra fresco y sardina en aceite

Por Rosana Huguet

Tipo de plato Primeros

Dificultad Baja

Tiempo 30

Raciones 4

Sin
gluten

Ingredientes

4 tomates
Tomate
Uno de los frutos que últimamente están sufriendo una evolución y una diversificación más acusadas, con variantes de muchas formas y propiedades que cubren el calendario anual. Nada que ver, ya, con aquellas dos formas básicas, el tomate convencional y el tomatillo, que los colonizadores descubrieron en el imperio azteca y trajeron, en la primera forma, hacia el Mediterráneo, sobre todo a Italia.
para aliñar (pelados y sin las semillas)
4 rodajas de 70 g de queso de cabra fresco
8 sardinas en aceite
sal
pimienta

Para el aceite de albahaca:

200 ml de aceite de oliva
Oliva
Fruto del olivo, que, hasta que se inventó el deshuesador, estaba condenado a convertirse en aceite o a ser un aperitivo. Desde entonces, sin embargo, pudo entrar en la cocina como un ingrediente más, incluso con derecho a cocción. Y también enriquecer el abanico de productos conservados, gracias al relleno. El primero y más tradicional, el de la anchoa, pero hoy con un número interesante de variantes, como el pimiento.
virgen extra
10 hojas de albahaca
Albahaca
La popular 'Ocinum basilicum' tiene, gastronómicamente hablando, dos variedades interesantes. La de hoja pequeña, más aromática, digan lo que digan los italianos, y conocida en provenzal como 'pistou', y la de hoja gorda, que es la preferida por aquellos que la denominan 'basilico'. Precisamente de Italia vienen la mayoría de tradiciones subidas de tono en relación a estas hojas. Desde la que aconseja mezclarla con el forraje de los animales en el tiempo de celo, hasta la que afirma que su consumo alarga el pene. Quizás por eso, en la antigua Roma daban una ensalada con albahaca a los enamorados enfadados. Con una afinidad especial para el tomate maduro, también es un ingrediente fundamental del 'pesto' genovés. Hay que tener en cuenta que la cocción con agua o aceite le mata el aroma y el sabor. Por eso hay que añadirla al final de la cocción o, siempre que sea posible, en crudo.
fresca

Para la olivada:

200 g de olivas
Oliva
Fruto del olivo, que, hasta que se inventó el deshuesador, estaba condenado a convertirse en aceite o a ser un aperitivo. Desde entonces, sin embargo, pudo entrar en la cocina como un ingrediente más, incluso con derecho a cocción. Y también enriquecer el abanico de productos conservados, gracias al relleno. El primero y más tradicional, el de la anchoa, pero hoy con un número interesante de variantes, como el pimiento.
negras de Aragón sin hueso
1 diente de ajo
1 anchoa
Anchoa
Conserva de boquerón que tiene la máxima popularidad en la villa de l'Escala, pero que los marineros preparan a lo largo de toda la costa con técnica similar. El pescado se descabeza arrastrando las vísceras, disponiéndolo en el recipiente de presentación, en capas alternadas con otras de sal, generalmente granulada, y se deja madurar unos meses. Hay variantes, fruto de desacuerdos sobre la conveniencia de lavar o no el pescado descabezado, de acompañar la sal con hierbas aromáticas o de comprimir el conjunto con una plancha, para favorecer la maduración por la sal. Los consumidores pueden mejorar la presentación retirando los pescados madurados, separando los filetes, poniéndolos en aceite y volviéndolos a envasar en botes o latas. Operaciones que, en caso contrario, tendrá que hacer el cocinero, sin olvidar el desalinizado preceptivo.
200 ml de aceite de oliva
Oliva
Fruto del olivo, que, hasta que se inventó el deshuesador, estaba condenado a convertirse en aceite o a ser un aperitivo. Desde entonces, sin embargo, pudo entrar en la cocina como un ingrediente más, incluso con derecho a cocción. Y también enriquecer el abanico de productos conservados, gracias al relleno. El primero y más tradicional, el de la anchoa, pero hoy con un número interesante de variantes, como el pimiento.
virgen

Ensalada de tomate, queso de cabra fresco y sardina en aceite

Ingredientes

4 tomates
Tomate
Uno de los frutos que últimamente están sufriendo una evolución y una diversificación más acusadas, con variantes de muchas formas y propiedades que cubren el calendario anual. Nada que ver, ya, con aquellas dos formas básicas, el tomate convencional y el tomatillo, que los colonizadores descubrieron en el imperio azteca y trajeron, en la primera forma, hacia el Mediterráneo, sobre todo a Italia.
para aliñar (pelados y sin las semillas)
4 rodajas de 70 g de queso de cabra fresco
8 sardinas en aceite
sal
pimienta

Para el aceite de albahaca:

200 ml de aceite de oliva
Oliva
Fruto del olivo, que, hasta que se inventó el deshuesador, estaba condenado a convertirse en aceite o a ser un aperitivo. Desde entonces, sin embargo, pudo entrar en la cocina como un ingrediente más, incluso con derecho a cocción. Y también enriquecer el abanico de productos conservados, gracias al relleno. El primero y más tradicional, el de la anchoa, pero hoy con un número interesante de variantes, como el pimiento.
virgen extra
10 hojas de albahaca
Albahaca
La popular 'Ocinum basilicum' tiene, gastronómicamente hablando, dos variedades interesantes. La de hoja pequeña, más aromática, digan lo que digan los italianos, y conocida en provenzal como 'pistou', y la de hoja gorda, que es la preferida por aquellos que la denominan 'basilico'. Precisamente de Italia vienen la mayoría de tradiciones subidas de tono en relación a estas hojas. Desde la que aconseja mezclarla con el forraje de los animales en el tiempo de celo, hasta la que afirma que su consumo alarga el pene. Quizás por eso, en la antigua Roma daban una ensalada con albahaca a los enamorados enfadados. Con una afinidad especial para el tomate maduro, también es un ingrediente fundamental del 'pesto' genovés. Hay que tener en cuenta que la cocción con agua o aceite le mata el aroma y el sabor. Por eso hay que añadirla al final de la cocción o, siempre que sea posible, en crudo.
fresca

Para la olivada:

200 g de olivas
Oliva
Fruto del olivo, que, hasta que se inventó el deshuesador, estaba condenado a convertirse en aceite o a ser un aperitivo. Desde entonces, sin embargo, pudo entrar en la cocina como un ingrediente más, incluso con derecho a cocción. Y también enriquecer el abanico de productos conservados, gracias al relleno. El primero y más tradicional, el de la anchoa, pero hoy con un número interesante de variantes, como el pimiento.
negras de Aragón sin hueso
1 diente de ajo
1 anchoa
Anchoa
Conserva de boquerón que tiene la máxima popularidad en la villa de l'Escala, pero que los marineros preparan a lo largo de toda la costa con técnica similar. El pescado se descabeza arrastrando las vísceras, disponiéndolo en el recipiente de presentación, en capas alternadas con otras de sal, generalmente granulada, y se deja madurar unos meses. Hay variantes, fruto de desacuerdos sobre la conveniencia de lavar o no el pescado descabezado, de acompañar la sal con hierbas aromáticas o de comprimir el conjunto con una plancha, para favorecer la maduración por la sal. Los consumidores pueden mejorar la presentación retirando los pescados madurados, separando los filetes, poniéndolos en aceite y volviéndolos a envasar en botes o latas. Operaciones que, en caso contrario, tendrá que hacer el cocinero, sin olvidar el desalinizado preceptivo.
200 ml de aceite de oliva
Oliva
Fruto del olivo, que, hasta que se inventó el deshuesador, estaba condenado a convertirse en aceite o a ser un aperitivo. Desde entonces, sin embargo, pudo entrar en la cocina como un ingrediente más, incluso con derecho a cocción. Y también enriquecer el abanico de productos conservados, gracias al relleno. El primero y más tradicional, el de la anchoa, pero hoy con un número interesante de variantes, como el pimiento.
virgen

Ensalada de tomate, queso de cabra fresco y sardina en aceite

Preparación

Para el aceite de albahaca: triturar el aceite de oliva con las hojas de albahaca y se obtendrá un aceite muy aromático.
Para la olivada: mezclar las olivas con el ajo, la anchoa y el aceite, y triturarlo con la bateadora.
Montaje: lavar los tomates y cortarlos a rodajas. Colocarlos en el fondo del plato. Poner las sardinas y el queso desmenuzado encima. Aliñar el plato con el aceite de albahaca y la olivada.