Batido de higos, plátano y kéfir

Por Gemma Clofent

Tipo de plato Postres

Dificultad Baja

Rápida y sencilla Vegetariana Sin
gluten

Ingredientes

8 higos muy maduros
1 plátano
Plátano
Fruto del platanero, planta tropical emparentada con las orquídeas, tenido por originario de Malasia, pero presente también en la India, donde una leyenda similar a la de Adán y Eva lo asocia con el origen de los humanos. De medida más o menos grande, los frutos se agrupan en racimos, que, a su vez, se dividen en 'manos' de unas cuantas unidades, todo ello colgando del árbol con los plátanos mirando hacia arriba.

Extendido después en las zonas cálidas de todo el mundo, fue a principios del siglo XX, con la mejora de los transportes, cuando esta fruta se popularizó mudialmente y pasó a ser un recurso permanente de nuestra despensa, gracias a la producción continua y a la mejora de los procesos de maduración y conservación.

Mientras que en los países tropicales ciertas variedades de plátano han entrado en la cocina, en nuestros lares el consumo suele ser directo, con ciertos usos en respostería.
200 g de kéfir
Kéfir
Producto lácteo de consumo directo, endulzado con azúcar o miel, o como acompañante de frutas troceadas, que se obtiene por la fermentación de leche, habitualmente entera, fruto de la acción conjunta de una mezcla de levaduras y bacterias, también denominada 'kéfir', que toma forma de nódulos gelatinosos más o menos unidos entre ellos. El resultado es un preparado líquido, ligeramente gasificado y de sabor un tanto amargo y picante, que presenta un porcentaje de alcohol que está alrededor del 1% y que es fruto de la doble fermentación (ácida y alcohólica) de la leche seleccionada. Con poca utilidad culinaria y una función complementaria de regeneración de la flora intestinal, el kéfir es originario de la región caucásica y tiene una amplia difusión en la Europa del este, donde se suele considerar un agente favorecedor de la longevidad.
200 ml de leche de cabra
Leche de cabra
Hay que decir que la leche de cabra, que habitualmente se vende en tiendas de alimentación natural, tiene bastantes ventajas. Primero, porque su composición, con menos colesterol y unos ácidos grasos de cadena más corta, la hace más digestiva. Segundo, porque, fruto de esto, los glóbulos de grasa son menores y, por lo tanto, la leche es más estable (no hace nata) y no necesita ser homogeneizada. Y tercero, porque, además de tener un calcio de mejor absorción, elimina los problemas de intolerancia a la leche, que a menudo existen en la de vaca.

Consumida desde la prehistoria, presenta un color más blanco que la de vaca y un sabor más potente. Pero tiene un inconveniente: es más inestable al calor.

En la cocina, su uso es el mismo que puedan tener las otras leches. Lo demuestra que se hagan quesos, yogures e, incluso, mantequilla.
, de oveja, leche vegetal o agua
miel

Batido de higos, plátano y kéfir

Ingredientes

8 higos muy maduros
1 plátano
Plátano
Fruto del platanero, planta tropical emparentada con las orquídeas, tenido por originario de Malasia, pero presente también en la India, donde una leyenda similar a la de Adán y Eva lo asocia con el origen de los humanos. De medida más o menos grande, los frutos se agrupan en racimos, que, a su vez, se dividen en 'manos' de unas cuantas unidades, todo ello colgando del árbol con los plátanos mirando hacia arriba.

Extendido después en las zonas cálidas de todo el mundo, fue a principios del siglo XX, con la mejora de los transportes, cuando esta fruta se popularizó mudialmente y pasó a ser un recurso permanente de nuestra despensa, gracias a la producción continua y a la mejora de los procesos de maduración y conservación.

Mientras que en los países tropicales ciertas variedades de plátano han entrado en la cocina, en nuestros lares el consumo suele ser directo, con ciertos usos en respostería.
200 g de kéfir
Kéfir
Producto lácteo de consumo directo, endulzado con azúcar o miel, o como acompañante de frutas troceadas, que se obtiene por la fermentación de leche, habitualmente entera, fruto de la acción conjunta de una mezcla de levaduras y bacterias, también denominada 'kéfir', que toma forma de nódulos gelatinosos más o menos unidos entre ellos. El resultado es un preparado líquido, ligeramente gasificado y de sabor un tanto amargo y picante, que presenta un porcentaje de alcohol que está alrededor del 1% y que es fruto de la doble fermentación (ácida y alcohólica) de la leche seleccionada. Con poca utilidad culinaria y una función complementaria de regeneración de la flora intestinal, el kéfir es originario de la región caucásica y tiene una amplia difusión en la Europa del este, donde se suele considerar un agente favorecedor de la longevidad.
200 ml de leche de cabra
Leche de cabra
Hay que decir que la leche de cabra, que habitualmente se vende en tiendas de alimentación natural, tiene bastantes ventajas. Primero, porque su composición, con menos colesterol y unos ácidos grasos de cadena más corta, la hace más digestiva. Segundo, porque, fruto de esto, los glóbulos de grasa son menores y, por lo tanto, la leche es más estable (no hace nata) y no necesita ser homogeneizada. Y tercero, porque, además de tener un calcio de mejor absorción, elimina los problemas de intolerancia a la leche, que a menudo existen en la de vaca.

Consumida desde la prehistoria, presenta un color más blanco que la de vaca y un sabor más potente. Pero tiene un inconveniente: es más inestable al calor.

En la cocina, su uso es el mismo que puedan tener las otras leches. Lo demuestra que se hagan quesos, yogures e, incluso, mantequilla.
, de oveja, leche vegetal o agua
miel

Preparación

Lavar los higos y secarlos bien.
Ponerlos en un bote alto y añadir el kéfir, el plátano, la leche de cabra y un hilo de miel.
Triturarlo para que quede todo bien emulsionado y tomarlo rápidamente.