Preparación
- Lavar los caracoles —ayunados previamente unos días— unas cuantas veces con agua abundante. Una vez estén bien limpios y escurridos, ponerlos a cocer en una olla con agua fría para poderlos engañar y que salgan. Primero, a fuego muy lento con el manojo de hierbas y sal, y a medida que vayan saliendo del caparazón, subir el fuego y dejarlos cocer hasta que estén tiernos. Una vez cocidos, escurrirlos y reservar el agua de la cocción.
- En una cazuela con aceite caliente, sofreír la cebolla picada muy fina. Una vez esté dorada, añadir el tomate bien rallado. Dejar que el sofrito se concentre; añadir la sobrasada. Una vez ligada la salsa, añadir los caracoles escurridos con dos cucharadas de agua de la cocción.
- Mientras tanto, hacer una picada con el pan frito, las almendras, las avellanas, los ajos y las guindillas. Añadir también tres cucharadas del agua de la cocción de los caracoles en el mortero de la picada. Después, verter la picada en la cazuela; dejar que empiece a hervir y bajar el fuego para que esté haciendo chup-chup a fuego lento durante al menos unos 15 min.