Pastel de boniato y avellanas

Por Restaurante Sopa

Tipo de plato Postres

Dificultad Baja

Raciones 4

Vegana Sin
gluten Sin
lactosa

Ingredientes

250 g de boniato cocido pelado
65 g de harina de almendras
Almendra
El paso del verano al otoño marca también el final del ciclo de la almendra y el momento en el que la podemos encontrar en estado natural, a pesar de que se suele presentar de otras muchas maneras: laminada, fileteada, en polvo… Puede ser amarga (para perfumar pasteles) o dulce, apta para el consumo directo, tanto cruda como tostada, e incluso, si es tierna, en forma de almendruco. Son dulces en la Marcona, más ancha y redondeada, para turrones, pasteles y leche de almendra, y la Largueta, estilizada y puntiaguda, para picaduras y el postre de 'músic'.
130 g de avellanas crudas peladas
150 g de harina de arroz
Harina de arroz
Producto obtenido, como el resto de harinas, por la molienda fina de los granos de este cereal, previamente descascarillados. Tiene dos variantes diferentes, según se muela el grano tal cual (integral) o bien después de pulirlo, para eliminar el germen y la parte más superficial (blanca). Se usa en la cocina oriental, sobre todo en la japonesa, donde se conoce como 'mochiko' y da pie a preparados tradicionales, como el 'mochi'. Ha resultado especialmente interesante para nuestra cocina, al ser un producto prácticamente exento de gluten, y también por la capacidad emulsionante, que frena, en los productos envasados, la separación de los líquidos. Al margen de usarse para preparar los tradicionales fideos de arroz de esa cultura, también se usa, sola o mezclada con otras harinas, para algunos platos y para las tempuras.
150 g de leche vegetal
50 g de aceite de oliva virgen extra
12 g de impulsor
50 g de cacao
½ vaina de vainilla
Vainilla
La auténtica —no hablamos de la que se elabora por síntesis química— nace de la orquídea trepadora, una flor con más de 50 especies, que habitan en la región tropical del planeta. La mejor proviene de la especie 'Vanilla planifolia'. La pequeña vaina (de ahí viene su nombre) se cosecha cuando abandona el color verde para amarillecerse. Después pasa por varios procesos de secado y fermentado, que acaban dándole el aspecto y las propiedades de olor y sabor que conocemos. Tiene un interior lleno de pequeñas semillas y una pulpa ennegrecida, responsable de buena parte de sus propiedades gustativas, gracias al contenido en vanilina. Conservada en botes herméticos, si se cubre con azúcar, este se perfumará, convirtiéndose en azúcar avainillado.
250 g de jarabe de arroz o endulzante

Pastel de boniato y avellanas

Ingredientes

250 g de boniato cocido pelado
65 g de harina de almendras
Almendra
El paso del verano al otoño marca también el final del ciclo de la almendra y el momento en el que la podemos encontrar en estado natural, a pesar de que se suele presentar de otras muchas maneras: laminada, fileteada, en polvo… Puede ser amarga (para perfumar pasteles) o dulce, apta para el consumo directo, tanto cruda como tostada, e incluso, si es tierna, en forma de almendruco. Son dulces en la Marcona, más ancha y redondeada, para turrones, pasteles y leche de almendra, y la Largueta, estilizada y puntiaguda, para picaduras y el postre de 'músic'.
130 g de avellanas crudas peladas
150 g de harina de arroz
Harina de arroz
Producto obtenido, como el resto de harinas, por la molienda fina de los granos de este cereal, previamente descascarillados. Tiene dos variantes diferentes, según se muela el grano tal cual (integral) o bien después de pulirlo, para eliminar el germen y la parte más superficial (blanca). Se usa en la cocina oriental, sobre todo en la japonesa, donde se conoce como 'mochiko' y da pie a preparados tradicionales, como el 'mochi'. Ha resultado especialmente interesante para nuestra cocina, al ser un producto prácticamente exento de gluten, y también por la capacidad emulsionante, que frena, en los productos envasados, la separación de los líquidos. Al margen de usarse para preparar los tradicionales fideos de arroz de esa cultura, también se usa, sola o mezclada con otras harinas, para algunos platos y para las tempuras.
150 g de leche vegetal
50 g de aceite de oliva virgen extra
12 g de impulsor
50 g de cacao
½ vaina de vainilla
Vainilla
La auténtica —no hablamos de la que se elabora por síntesis química— nace de la orquídea trepadora, una flor con más de 50 especies, que habitan en la región tropical del planeta. La mejor proviene de la especie 'Vanilla planifolia'. La pequeña vaina (de ahí viene su nombre) se cosecha cuando abandona el color verde para amarillecerse. Después pasa por varios procesos de secado y fermentado, que acaban dándole el aspecto y las propiedades de olor y sabor que conocemos. Tiene un interior lleno de pequeñas semillas y una pulpa ennegrecida, responsable de buena parte de sus propiedades gustativas, gracias al contenido en vanilina. Conservada en botes herméticos, si se cubre con azúcar, este se perfumará, convirtiéndose en azúcar avainillado.
250 g de jarabe de arroz o endulzante

Preparación

Triturar las avellanas con el boniato.
Añadir la leche, el aceite, el jarabe de arroz y la vaina de vainilla raspada.
Incorporar la mezcla de harinas, el cacao y el impulsor, y pasarlo todo por el procesador o batidora hasta que quede una pasta homogénea.
Untar un molde con un poco de aceite y harina de arroz. Verter la masa y hornear 30 min a 170 ºC.
Una vez frío, desmoldarlo y acabarlo con chocolate deshecho y frutos secos o algunas semillas.