Sorbete de melón y enebro

Tipo de plato Postres

Raciones 8-10

Vegetariana Sin
gluten Sin
lactosa

Ingredientes

½ melón de piel de sapo pequeño
2-4 cm de raíz de jengibre
160 g de azúcar
120 ml de agua
½ limón
Limón
Originario de la Asia más lejana e introducido en la península Ibérica por los árabes en el siglo XI, después de haberlo aclimatado al Mediterráneo, el limón no accedió a la cocina hasta muy entrado el siglo XV, para sustituir el agraz (zumo de uva verde) en muchos preparados. A partir de aquí, su expansión lo llevó hasta el contintento americano, con Colón, en su segundo viaje. Con variedades de medida y acidez variables, el limón tiene buena parte de los aromas y los aceites esenciales concentrados en las pequeñas ampollas de su coloreada piel, en contraste con la aspereza que suele conferir la pulpa. De ahí que muchas recetas gastronómicas prefieran esta piel delgada (el 'zeste', como la llaman los franceses) y no el zumo, destinado preferentemente a tareas de maceración. Por otro lado, una opción interesante y a la vez emergente, aunque poco conocida, es la de los limones confitados con sal, que nos llegan de la cultura norteafricana.
2 claras de huevo
un poco de sal
4 frutas de la pasión

Sorbete de melón y enebro Becky Lawton

½ melón de piel de sapo pequeño
2-4 cm de raíz de jengibre
160 g de azúcar
120 ml de agua
½ limón
Limón
Originario de la Asia más lejana e introducido en la península Ibérica por los árabes en el siglo XI, después de haberlo aclimatado al Mediterráneo, el limón no accedió a la cocina hasta muy entrado el siglo XV, para sustituir el agraz (zumo de uva verde) en muchos preparados. A partir de aquí, su expansión lo llevó hasta el contintento americano, con Colón, en su segundo viaje. Con variedades de medida y acidez variables, el limón tiene buena parte de los aromas y los aceites esenciales concentrados en las pequeñas ampollas de su coloreada piel, en contraste con la aspereza que suele conferir la pulpa. De ahí que muchas recetas gastronómicas prefieran esta piel delgada (el 'zeste', como la llaman los franceses) y no el zumo, destinado preferentemente a tareas de maceración. Por otro lado, una opción interesante y a la vez emergente, aunque poco conocida, es la de los limones confitados con sal, que nos llegan de la cultura norteafricana.
2 claras de huevo
un poco de sal
4 frutas de la pasión

Mezclar 100 g de azúcar con 100 ml de agua, ponerlo en el fuego y, cuando empiece a hervir, dejarlo cocer 5 minutos. Retirar el almíbar del fuego y dejar que se enfríe.
Lavar muy bien el melón, eliminar las semillas y pasarlo por la licuadora con la piel.
Licuar también el jengibre pelado.
Mezclar el zumo obtenido con el almíbar ya frío y el zumo de medio limón. Reservarlo en el congelador, 2 horas, removiéndolo de vez en cuando con una batidora.
Montar las claras de huevo con sal y 20 g de azúcar, hasta que estén firmes.
Mezclarlo suavemente con la preparación anterior, volverlo a poner en el congelador unas 3-5 horas y remover cada 30 minutos.
Mezclar la pulpa de la fruta de la pasión con 40 g de azúcar y 20 ml de agua. Hervirlo, a fuego suave, durante 5 minutos. Reservarlo en frío.
Servir el sorbete de melón con la salsa de fruta de la pasión.